El fin de semana, Meghan Markle, la esposa del príncipe Harry, decidió tomar un breve descanso de la extenuante gira por Australia que realiza junto a su marido.
La exactriz que el lunes pasado anunció que esperaba su primer hijo, decidió apartarse de varios eventos debido al cansancio acumulado. Sin embargo, Meghan reapareció este lunes para saludar a la multitud que la esperaba en la isla Fraser.
En la ocasión, la duquesa de Sussex llamó la atención por volver a romper el estricto protocolo real de vestuario. Markle llegó al lugar luciendo un vestido largo con líneas verticales ajustado, que no cubría sus hombros y que además contaba con aberturas hasta el muslo, dos características prohibidas para las integrantes de la familia real.
El resto del look lo completó con lentes para el sol de Karen Walker y sandalias romanas de Sarah Flint, las que tampoco cumplían con el reglamento. “Zapatos abiertos son considerados un calzado informal e inapropiado para ocasiones formales”, afirmó a Harpers Bazaar el experto en etiqueta William Hanson.
El diseño vendido por la tienda Reformation y que costaba casi 146 mil pesos chilenos, ya se encuentra agotado.
Durante todo el tour, la duquesa ha lucido un estilo relajado con vestidos y sandalias sencillas, que han permitido también exhibir su pequeño vientre de embarazo.
La gira real terminará el 31 de octubre en Nueva Zelanda.
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