La India ha desmantelado esta semana las barreras burocráticas que impedían la entrada de ingenieros y técnicos extranjeros, una medida económica que permitirá el regreso de los profesionales chinos tras cuatro años de restricciones que han costado a la industria local miles de millones de dólares.
El Gobierno indio, a través del Ministerio de Trabajo, oficializó la creación de un canal digital que permite a las empresas generar cartas de patrocinio directas para atraer personal especializado. Esto elimina el requisito de obtener una autorización de seguridad previa de los ministerios, un filtro que en la práctica funcionaba como un bloqueo de facto para los ciudadanos del país vecino.
“El lanzamiento de esta plataforma digital es parte de una serie de reformas que el Gobierno de la India ha instituido bajo el régimen de visados de negocios para mejorar la facilidad de hacer negocios en la India”, indicó el Ministerio del Trabajo indio en una notificación emitida anoche.
Alto costo
Aunque la normativa se aplica técnicamente a todos los extranjeros, la medida viene a aliviar una realidad del mercado tras el choque militar fronterizo de 2020 en el valle de Galwan en China y La India. Desde entonces, la congelación de visados había dejado a las fábricas indias sin los expertos necesarios para operar con la tecnología importada de China.
Según datos recogidos por el laboratorio de ideas indio Observer Research Foundation (ORF), las restricciones de entrada han tenido un coste devastador para la industria electrónica, que estima las pérdidas de producción en unos 15.000 millones de dólares en los últimos cuatro años.
Las fábricas, incapaces de conseguir visados para los ingenieros chinos necesarios para instalar, calibrar o reparar la maquinaria importada, se vieron obligadas a mantener líneas de producción enteras inoperativas o funcionando a bajo rendimiento.
Esta nueva directiva administrativa coincide con la normalización progresiva de las relaciones bilaterales y un acercamiento impulsado tras la reciente reunión entre el primer ministro indio, Narendra Modi, y el presidente Xi Jinping en la ciudad de Tianjin con el objetivo de estabilizar los lazos tras años de tensión.