El crecimiento económico chino cayó más de lo previsto en el tercer trimestre, en momentos que el país sufre una crisis energética y el sector inmobiliario enfrenta políticas más severas, revelaron este lunes datos oficiales.

La recuperación de la segunda mayor economía mundial perdió fuerza tras su rápido resurgimiento posterior a la pandemia, con una expansión interanual de 4,9% del PIB en el tercer trimestre, dijo la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS).

La cifra es inferior a las previsiones de 5% de analistas, y representó una desaceleración desde la expansión de 7,9% en el período de abril a junio.

“Debemos notar que están aumentando las incertidumbres del actual entorno internacional y que la recuperación económica interna aún es inestable y desigual”, dijo el portavoz de la ONS, Fu Linghui, en un comunicado.

“El crecimiento se vio afectado por un declive en el sector inmobiliario, amplificado recientemente por los problemas de Evergrande”, explicó Louis Kuijs, jefe de economía asiática de Oxford Economics.

Las dificultades del gigante inmobiliario Evergrande, que arrastra una deuda de más de 300.000 millones de dólares, han afectado el sentimiento de los posibles compradores en el sector.

Sin embargo, el banco central chino aseguró el fin de semana que cualquier impacto de Evergrande será controlable, y el gobernador de la institucion, Yi Gang, aseguró el domingo en un seminario que las autoridades están atentas a problemas con una posible falta de pago de algunas empresas.

Yi indicó que el PIB chino deberá crecer alrededor de 8% este año.

Pero Kuijs destacó que hubo un “golpe adicional en septiembre” por los apagones y cortes en la producción debido a la estricta aplicación de las metas climáticas y de seguridad por parte de los gobiernos locales.

Agregó que el daño se hizo visible en el declive de la producción industrial, que desaceleró a 3,1% en la medición interanual a septiembre.

“El PIB débil del tercer trimestre refleja una combinación de factores negativos”, como interrupciones en la cadena de abastecimiento, comentó Rajiv Biswas, economista jefe para Asia-Pacífico en IHS Markit.

Energía y covid

Analistas de Fidelity International dijeron que, si bien los temores inmobiliarios están en el “epicentro del choque”, el lastre económico se ve exacerbado por el problema energético, los cierres regionales y la estrategia de “cero covid”, que golpeó al sector de servicios.

“La única sorpresa en las cifras del PIB chino es que no fueran más bajas”, indicó Paras Anand, oficial jefe de inversiones de Asia-Pacìfico de Fidelity.

El racionamiento energético de las últimas semanas, junto al creciente costo de las materias primas y las medidas climáticas del gobierno, han provocado una reducción en la actividad minera y manufacturera.

Sin embargo, las ventas al detalle crecieron 4,4%, por encima del 2,5% de agosto, al levantarse algunas medidas de contención sanitaria en el país, que impuso cierres de emergencia en algunas zonas afectadas por el virus.

La tasa de desempleo urbano alcanzó 4,9% en septiembre.

El gobierno chino ha intentado recalibrar la economía para orientarla más a los consumidores y menos hacia la inversión y las exportaciones.

Pero las autoridades deben mantener un delicado equilibrio entre el apoyo al crecimiento y contener la inflación, ante el aumento más acelerado en los precios de fábrica del último cuarto de siglo.

Pese a que la demanda continúa fuerte, factores como el clima extremo y los brotes del coronavirus -además de la escasez energética y el declive del mercado inmobiliario- han causado la desaceleración económica china, según analistas.