Luego del anuncio de dos nuevos pagos del Ingreso Familiar de Emergencia, en octubre y noviembre, algunos economistas comenzaron a ajustar sus proyecciones de crecimiento e inflación, internalizando los cerca de 7 mil millones de dólares que serán entregados a las familias.

La medida, sin embargo, ha sido foco de críticas por su diseño, tomando en cuenta que expertos, como los integrantes de la Comisión para la Recuperación de los Empleos convocada por La Moneda, habían propuesto un IFE más focalizado hacia la última parte del año.

Uno de sus integrantes, el economista de la Universidad de Chile, Jospeh Ramos, señaló que la medida es ineficiente desde el punto de vista del gasto público. A su juicio, el IFE debería apuntar exclusivamente a compensar los ingresos que se han perdido durante la pandemia. “Estamos gastando mucho más de lo que se necesita”, sostiene el especialista.

Expertos concordaron en que la economía podría crecer en torno a un 9,5% este año, cerca de la parte más optimista que proyectó el Banco Central en su último Informe de Política Monetaria.

Por otra parte, el inminente cuarto retiro de ahorros previsionales aún mantiene grados de incertidumbre en los pronósticos, donde la mayor preocupación es el aumento de la inflación, tal como lo explicó el jefe de análisis de XTB Latam, José Raúl Godoy.

Aunque en varios sectores de la oposición pedían mantener el IFE hasta diciembre, el senador socialista Carlos Montes, de la comisión de Hacienda, también criticó el diseño.

A su juicio, la propuesta debería haber contemplado un foco proporcionalmente mayor en incentivar el empleo, pero el Gobierno cedió ante las presiones políticas del sector oficialista.

Pese a que en el Congreso han pedido cancelar el IFE completo en septiembre, y no la mitad, La Moneda reiteró su negativa argumentando que retrasaría el pago del beneficio, que si bien tiene una reducción transitoria, se complementa con los subsidios al empleo.