Lo hemos visto en prácticamente todas las encuestas y la transformación del mercado laboral durante la pandemia: la crisis del trabajo ya tiene un síntoma claro, que es el aumento de los empleos informales y por cuenta propia.

Eso mismo dicen los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el que observó una tasa de informalidad laboral del 27% en el último trimestre de 2020, superior al 22,3% de abril.

Es importante analizar la tasa actual porque en cuanto a la cantidad de ocupados informales hay casi 420 mil menos que hace un año atrás, porque en general se ha perdido mucho trabajo.

Pero mirando datos macro se advierte una particularidad: que la tasa de informalidad cayó 1,4% en un año, lo que es poco, pese a todo lo que ocurrió en 2020.

Eso, según explicó la directora del INE, Sandra Quijada, se relaciona con la base de comparación.

En el Gobierno también reconocieron que las cifras son engañosas.

Pese a que en doce meses se puede ver una caída de la informalidad, en realidad eso se explica porque hay trabajos que se han perdido, por ejemplo, en sectores que dependen del formato presencial y que por la pandemia no han podido desempeñarse, detalló el ministro (s) del Trabajo, Pedro Pizarro.

El empleo informal ha avanzado fuertemente en sectores como el comercio donde, en todo caso, tal como ocurrió con todo el mercado laboral en la última parte del año, se desaceleró y creció solo un 1%.

Esta realidad también se reflejó en otro sector determinante para la economía: la minería.

Allí, después de cuatro meses al alza, la ocupación cayó en 0,9%, 1.700 puestos de trabajo menos que, según el gerente de Estudios de la Sociedad Nacional de Minería, Álvaro Merino, se esperan revertir.

Como ha sido la tendencia, además, la caída de los empleos en el sector informal ha sido mayor para las mujeres, con un 23,1% versus un 10,7% en los hombres, lo que para Quijada refleja que las mujeres aún no han comenzado a salir de la inactividad.

En tanto, la cifra de ocupación, formal e informal, retrocedió 11,7%.