Pocas veces un montaje teatral tiene tan merecido ser considerado un “imperdible”, como ocurre con esta brillante propuesta de Tita Iacobelli, actriz y marionetista chilena, y Natacha Belova, destacada artista rusa-belga.

Tres opciones utilizan las directoras para desarrollar este relato que tiene como referencia La gaviota, del dramaturgo ruso Anton Chéjov.

La impresionante imagen que proyecta una máscara con el rostro de Iacobelli, construida por Belova, que caracteriza a una actriz de edad avanzada, en plena crisis.

El vertiginoso e increíble diálogo entre Iacobelli y la marioneta, como si fueran siameses, pero con vidas absolutamente independientes, distintas en edad y pensamiento.

Un tercer factor es el trabajo de la actriz que transmite a la marioneta tal calidad en el movimiento que hace olvidar que se está utilizando un recurso técnico.

Chaika
“Chaika” | Andrea Serrano

La obra, que pudo llegar a escena gracias a un Fondart Regional 2018, se inició el año 2015, luego que ambas artistas encabezaran un laboratorio de investigación sobre la marioneta contemporánea.

Visualidad y verbalidad

Aunque este unipersonal tiene un fuerte componente visual en su origen y desarrollo, igual de potente es la importancia que las realizadoras le asignan al texto.

No podría ser de otra manera: visualidad y verbalidad aluden a Arcadina, personaje central de La gaviota, una actriz en crisis que, en esta propuesta, quiere despedirse de los escenarios con la obra de Chéjov.

Y como ya no tiene las habilidades físicas ni la memoria que se requieren, todos sus intentos reflejarán dolor y frustración, y un desesperado deseo por no abandonar el estatus de gran artista.

De este modo, la actriz vieja y la joven (marioneta y manipuladora) entablarán una lucha dialéctica sobre el quehacer escénico, la necesidad de retirarse a tiempo y cómo enfrentar la angustia y el placer de hacer arte.

La Arcadina de Chaika no disfruta de la vida que Chéjov le permite al original, pese a que ésta sobrevive en un ambiente social decadente.

Aquí busca derroteros que la alejen de su realidad, de la vejez, de las postrimerías de su carrera y la acerquen a Nina, el personaje joven, baluarte de la esperanza y de la fe en la vida.

La marionetista la trata con cariño, le explica, la contradice y juega con sus propias emociones en una relación que se mueve entre realidad y ficción.

Chaika
“Chaika” | Michael Gálvez

En ese intercambio entre personajes y actrices la obra nace, muere y revive muchas veces, gira alrededor del escenario, vuela hacia otras esferas escénicas.

Se asumen como posibles gaviotas cuyos destinos no siempre serán la libertad, como le puede ocurrir a cualquier persona.

Y todo con la ironía y el humor a flor de piel, con ingenuidad y profundidad en la conducta y en el gesto corporal siempre fino y expresivo.

Siempre con la marioneta y la actriz en una simbiosis, como canales de universos desconocidos que se encuentran en una de las obras más conmovedoras por su calidad artística y humana.

Anfiteatro Bellas Artes. Parque Forestal s/n. Sábado 11, domingo 12, viernes 17, sábado 18, domingo 19, 20.00 horas. Entrada a la gorra.