Ezio Costa, Director Ejecutivo de la ONG FIMA e investigador del Centro de Regulación y Competencia de la Universidad de Chile, conversa sobre Medio Ambiente, Cultura, Pacto Social y la Constitución política de Chile.

¿Por qué se debe cambiar la Constitución política de Chile si tiene el artículo 19 sobre Medio Ambiente?

El artículo 19 contiene los derechos fundamentales y el 19 número 8, en particular, plantea un ambiente libre de contaminación, que es una primera aproximación acorde a los años 80.

Pero el contexto ha cambiado mucho y la crisis climática es el gran desafío de esta generación y de los próximos 20 o 30 años. Y para ésto, se necesitan más dispositivos normativos.

El artículo 19 número 8 debe mantenerse y mejorar su redacción, pero es insuficiente. Creo que es necesario un “Pacto Social” que opere en distintos niveles, uno de ellos es el normativo que representa la Constitución. Ella debe establecer cómo se usaría la fuerza del Estado para proteger el Medio Ambiente. 

¿Es un problema que el Medio Ambiente recién se mencione en el artículo 19?

El orden no es lo importante, sino la definición de los principios, la visión que se tiene de sociedad. Ahora tenemos la oportunidad de definir la visión democráticamente, y es ahí donde debe estar el Medio Ambiente sano y traspasable a las futuras generaciones.

¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta el Medio Ambiente?

El Cambio Climático es un tema global, Chile necesita preocuparse de la adaptación a los cambios climáticos, incorporar prácticas e infraestructura verde. Debemos preocuparnos de nuestros compromisos y cuotas de emisiones que son reducirlas un 50% al 2030 y llegar a 0% el 2050. Chile en este momento está en la medianía mundial de contaminación por habitante.

En lo nacional, está la destrucción de ecosistemas y cómo eso desmejora las condiciones de vida. Esta destrucción se da por la poca conciencia y la falta de regulación.

¿Cuáles son los avances reales?

No hay mucho avance real, incluso en algunos componentes se ha acelerado la destrucción, como la deforestación en Brasil y en otros países del mundo. Desde ese punto de vista, el panorama no es muy alentador. 

Sin embargo, tengo esperanzas en los movimientos medioambientalistas, especialmente de jóvenes. Hace 10 años había un tercio de los activistas que hay hoy. La toma de las banderas del Medio Ambiente por grupos partidarios es transversal, de distintos signos políticos, de derecha e izquierda.

La realidad es descorazonadora, pero estos grupos y la urgencia hacen tener esperanzas.

Los jóvenes se preocupan por el Medio Ambiente, pero al mismo tiempo viven en la sociedad más consumista y contaminadora que ha tenido la Humanidad…

No se condice la Conciencia Ambientalista y un sistema que genera mucho consumo y basura. Y esta contradicción es combustible de las revueltas populares. Esta idea de producción ilimitada es insostenible con un medio ambiente limitado y lo mismo otras variables del sistema, como por ejemplo el modo de vida urbano. Vislumbrar una vida posible, un Pacto Social, pasa por cambiar las estructuras de producción y consumo que producen esos exceso de consumo y basura.

Chile puede tener la mejor Constitución en relación al Medio Ambiente, una Constitución Ecológica que parta con un cambio que debe ocurrir en todas partes y aunque eso no es todo, puede ser un cambio fundamental en la trayectoria.

¿Cómo ves la relación entre Medio Ambiente y Cultura?

Tengo dos respuestas. En nuestra Cultura más formal y académica, la de las manifestaciones artísticas, hay una conexión súper profunda desde siempre con el Medio Ambiente. Está en nuestro imaginario colectivo, pasando por la Canción Nacional, Gabriela Mistral, Nicanor Parra, nuestra pintura… Lo que es poco resaltado. Yo no fui consciente de ésto en el colegio, sino mucho tiempo después.

Pero desde la Cultura Masiva actual hay ciertas dificultades. Hay una arremetida por el Medio Ambiente porque hay más personas preocupadas del tema, pero muchas veces está promovida por el Marketing, por publicidad que no puede ser “verde”. Entonces esa contradicción produce problemas. Se plantean ciertas maneras de consumo como positivas, cuando de todas maneras generan impactos y muchas personas creen que por el solo hecho seguir esas tendencias, están haciendo una gran ayuda al medio ambiente. 
Eso me pasa en general con los cambios individuales de los consumidores, que satisfacen necesidades individuales de sentirse bien pero dificulta ver los problemas en forma más profunda y compleja.

¿Cómo se explica que personas que quieren el Medio Ambiente lo ensucian, lo rayan?

Tiendo a pensar que así como hay gente que cree que quiere y maltrata, hay personas que creen que se preocupan del medio ambiente, pero lo dañan. Quizás hay falta de educación, pero también hay un margen de gente que no entiende, que no va a cumplir reglas y se deben tener los resguardos para que sean los menos posible y que se les contenga. 
Hay un cambio cultural que es lento. El problema es que la lentitud del cambio cultural se hace muy pesado, pero no hay otras maneras.

¿Quiénes crees tú que lo están haciendo bien en Chile?

Los que están aumentando su posición ambientalista y poniéndose al frente, son los científicos y académicos. Antes era difícil conseguir científicos o científicas que quisieran hacer informes. En los últimos cinco años eso ha cambiado, aparecen en la prensa, en los conflictos ambientales. También hay un segmento disperso de políticos y empresarios que tienen una visión más actualizada del problema, que ya no están en una ”Guerra Fría” y, por ejemplo, no piensan que cualquier límite a la propiedad para la protección del medio ambiente, significa pasarnos a una economía planificada. Eso no tiene sentido y afortunadamente aumentan quienes ven eso y ven que cualquier propiedad debe respetar al ambiente, se  abren a tratar de otra forma el Medio Ambiente.

En Chile se recicla muy poco

Los únicos que lo hacen bien es la Comuna de La Pintana, son un ejemplo a nivel nacional.