Luego de 22 años de servicio, una de los cines más multitudinarios de la cadena Hoyts en Santiago cerrará sus puertas.

Se trata de la sucursal del Paseo San Agustín, ubicada en pleno centro capitalino (y en un piso -1), la cual programó sus últimas funciones para mañana miércoles 28 de agosto.

Con ocho salas disponibles y alrededor de 1.600 butacas, el cine convocaba mes a mes a miles de espectadores, con filas que a veces llegaban hasta las veredas de calle San Antonio cuando arribaban los estrenos más importantes de la temporada.

Aquello ocurrió con ocasión de los filmes de Stefan Kramer y Batman, además de las exitosas últimas entregas de Avengers y Star Wars, recientemente.

“San Agustín nos dice adiós y queremos despedirlo con sus más fieles asistentes”, se lee en un mensaje difundido en redes sociales, donde la empresa hace un llamado a acudir a la última función.

“El paso de los años, las características del inmueble y los nuevos estándares impuestos por la multinacional Cinépolis de ofrecerle siempre la mejor experiencia en cine a sus clientes, propietario desde 2015 de los CineHoyts, fueron los principales motivos que gatillaron la decisión de cerrar este mítico cine”, se lee en una declaración pública de Cinépolis..

“Para nosotros, cerrar este cine que ha sido parte de nuestra historia nos llena de nostalgia, pero también nos hemos planteado desde la llegada de Cinépolis a Chile el desafío de llevar un proceso de cambio de nuestros cines a altos estándares de calidad y lamentablemente este inmueble no nos permitía hacer un cambio eficiente tanto del espacio como de la expresión de la nueva marca que estamos construyendo”, señaló Roberto Rasmussen, gerente de Marketing.

Cuatro años después de la compra de Cine Hoyts por parte de la cadena internacional Cinépolis, en enero pasado debutó Cinépolis La Reina, el otrora emblemático complejo capitalino de Hoyts que cambió de nombre tras la maniobra comercial.

En 2017, por otro lado, a una cuadra del actual Hoyts San Agustín, Cinépolis inauguró una sala en el Mall Imperio, la cual ayudó a descongestionar el flujo de público del recinto de calle San Antonio.

En 2013, el inmueble capitalino sufrió una de sus peores crisis: tras una fiscalización de la Seremi de Salud de la Región Metropolitana, fue clausurado por “graves deficiencias sanitarias” y problemas de seguridad en sus salas.