Entrevista de Constanza Thiers y Francisco Marín Naritelli

Wilkellys Pirela (Caracas, 1992) estudió licenciatura en Artes Plásticas con mención Artes Gráficas en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE). Radicada en Chile, se diplomó en Extensión de Artes Visuales en la Universidad de Chile (2019). Actualmente sigue desarrollando su proceso a través de Conexión Nómada, desde inicios del 2018, un proyecto cultural y artístico donde se realizan talleres, conversatorios, gabinetes de lectura, entre otras actividades. A su vez, continúa con su línea de investigación centrada en el espacio doméstico y el traslado de éste con la migración. Comenzó desde el 2011 a cuestionar la violencia gestada dentro del hogar y su contexto.

Wilkellys Pirela (c)
Wilkellys Pirela (c)

1- ¿Cómo surge tu trabajo creativo sobre el espacio doméstico? En este sentido, ¿qué es una casa para ti? ¿Qué es un hogar?

Mi trabajo plástico comienza cuando noté la violencia y conflicto que se normalizan dentro del hogar. Vengo de un contexto marginado como lo son los cerros de Caracas, casas amontonadas, poca educación, bajos recursos. Aunado a estas características, se suma la pérdida de privacidad. El clima cotidiano se vuelve tenso por los espacios reducidos para grupos familiares numerosos. Es un lugar destinado al combate. Estas reflexiones me hicieron cuestionar lo que allí ocurre y capturar sucesos e imágenes que me hacen eco en el día a día, rescatar la poesía, sentir mi cercanía indudable con ese espacio, que aun de lo difícil me brindaba una especie de “seguridad”. Con el desplazamiento actual estas preguntan han cambiado, ahora me pregunto sobre dónde se encuentra mi casa, mi hogar.

Marshall McLuhan sostiene en su texto Comprender los medios de Comunicación que las casas son una extensión del cuerpo, ahora como migrante así lo creo, el hogar lo formamos desde dentro, en la convivencia, en lo emocional.

La casa de la que hablo es un elemento contenedor, un espacio que juega entre la imaginación y el recuerdo, esta casa es un reflejo autobiográfico y funciona como estimulante a nuevas piezas plásticas que se nutren de la poesía y la nostalgia. Este lugar habitado guarda la memoria de las rupturas que recorren el espacio de su hogar, es un inventario de lo que somos, es una imagen donde te puedes ver reflejado, es un espacio que tiene como meta acoplarse con lo que eres, a tal punto que se necesitan mutuamente. Esa casa es mía, es mi lugar habitado. Esa casa me guarda, es recinto sagrado, mi cuerpo y mi contexto.

Wilkellys Pirela (c)
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2. ¿Cómo te aproximas a ambos conceptos desde la experiencia migrante?

La migración me ha hecho crecer un montón y entender que todos somos migrantes. Creo que el desplazamiento de un lugar a otro hace que te cuestiones muchísimas cosas que en tu lugar de confort antes no veías. Por eso hago una referencia clara a lo autobiográfico, no puedo tomar una realidad que no sea la mía. Hoy por hoy pienso que mi casa es mi propio cuerpo y mi hogar es igual a familia. Debo aclarar que no creo que en todo el grupo que conforma el lazo “familiar”, hablo de las personas cercanas a ti. En ese sentido, la experiencia migratoria me dio una visión más amplia de lo que puede ser una casa, en todo lo que guarda un cuerpo.

3. ¿El primer espacio deja de estar presente?, ¿cómo afecta el traslado en la nostalgia del cuerpo migrante?

El primer espacio siempre está presente, sigo arrastrando sus imágenes, sensaciones, sucesos, combates, olores. Es difícil desapegarse de un lugar donde viviste tanto tiempo, donde los recuerdos siempre te llevan a él. Comienzas a vivir de espejismos y en dos temporalidades, los sueños parecen tan reales que a veces despierto y no me hallo en ninguno de los dos espacios, añoranza de eso que fue, pero que ahora mantienes bloqueado porque no puedes mirar atrás. La nostalgia hace eco porque comienzas a olvidar o modificar los recuerdos (no) gratos y te aferras a los afectos, a los cuerpos, a las querencias. No hay día que dejes de pensar en ellos. Se crea una batalla interna donde las dudas están tan presentes como la primera casa.

Wilkellys Pirela (c)
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4. Las intervenciones hechas con telas, ¿son retazos con algún origen en particular? ¿Usas materiales encontrados en los sitios que descubres en tu trayecto cotidiano? ¿O los compras? ¿O te los prestan otras familias migrantes? ¿Cuál es el origen de los materiales? Vemos que usas muebles en algunos casos.

Los materiales que utilizo son mayormente encontrados en la calle. Me gusta usar elementos que me digan algo, que cuenten una historia. Por ejemplo: la madera vieja, tela marcada, cartones usados, que se note el paso del tiempo por ellos. Todo varía según la pieza que esté creando. Si quiero hacer una estructura firme debo conseguir una madera que me permita esa firmeza; si necesito un trozo de tela de algún color en específico debo buscarla. En ese sentido, todo depende del trabajo que esté haciendo en su momento, pero mayormente busco materiales usados porque me interesa el deterioro de ellos.

5. ¿Cómo te vinculas con el mobiliario chileno desde tu experiencia migrante?

Mi interés no es hacia el mobiliario como tal. Acá no he tenido el tiempo hasta ahora para conocer en profundidad el mobiliario chileno. Personalmente, me encantaría saber más del tema, pero lo que me motiva a la creación es lo que ocurre dentro del cuerpo-casa.

Wilkellys Pirela (c)
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6. En tus intervenciones urbanas dibujas o construyes casas con materiales endebles. ¿Qué te pasa con el constructo del “hogar chileno”, sus convenciones?

Mi experiencia acá en lo laboral ha sido la de trabajar en lo que sea posible y luchar por mantener mi planteamiento plástico, por eso no he podido tomarme el tiempo para investigar a profundidad sobre el hogar chileno; por eso siempre hablo desde la experiencia vivida en los cerros caraqueños, viviendas periféricas. En contraste con la habitación que actualmente arriendo, me enfoco en lo que ocurre dentro del espacio más allá de su construcción. Una similitud que me hace mucho eco es el tamaño reducido de ambas, y que tal vez no me ha dejado contrastar tanto las diferencias, las siento muy cercanas. Mi casa en Caracas es un espacio de aproximadamente 30 metros cuadrados (donde vivíamos cuatro personas) y acá 20 metros cuadrados (donde vivimos dos personas). Soy mala en matemáticas así que no son tan concretas las medidas que expongo.

7. ¿Cómo eliges los sitios donde intervienes con las casas?

Normalmente ubico esquinas por el sector en el que vivo, la idea es extenderlas por todo Santiago. Tengo muchísimas ganas de poder accionar todas esas ideas y llevarlas fuera de mi sector, eso en el caso de las casas, que llamo Embarcación de territorios. Igual ocurre con otras intervenciones espaciales, primero comienzo en mi sector y poco a poco voy saliendo de él. Sería ideal tomar mayor alcance al mismo tiempo.

Wilkellys Pirela (c)
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8. Si hablamos netamente de arte, ¿cómo lees el arte contemporáneo chileno y el venezolano? ¿Dónde encuentras que difieren o dialogan?

Caracas es una ciudad muy pequeña, los sitios destinados al arte son muy cerrados, muy destinado a la elite, incluyendo los espacios públicos. Era muy difícil ver diálogos nuevos, nombres nuevos. Hay artistas que están trabajando para sí mismos y que tienen un trabajo muy potente, pero no encuentran el lugar para mostrar. No sé si haya cambiado algo en estos dos años. Desde mi perspectiva, Chile tiene un contenido contemporáneo muy potente. Cuando llegué la primera exposición que vi fue la de Cristóbal León y Joaquín Cociña, Casa Lobo. Quede impresionada por el nivel tan alto. Recuerdo con mucha emoción esa exposición, igual que la del MAC Quinta Normal, Los Muros de Chile, la de Voluspa Jarpa.

En conclusión, creo que en Venezuela están pasando muchas cosas que obviamente afectan los circuitos artísticos. Sin embargo, se están creando proyectos a causa de esta migración masiva que estoy segura de que traerán resultados detonantes en algunos años más, porque son proyectos que se están gestando desde afuera. Por su parte, Chile es un país cargado de historia, de dolores que aún no cierran y que se pueden ver hoy por hoy en las artes.

9. ¿Qué similitudes y diferencias observas entre los códigos culturales de Caracas-Venezuela y los de Santiago de Chile? En este sentido, ¿cómo se moviliza el arte en Venezuela en comparación a Chile?

Jamás estuve dentro del circuito del arte ni en Venezuela ni acá. La verdad, mi trabajo ha tenido poco alcance y sería mentir al decir que sé cómo se movilizan. Todo lo que he hecho en este tiempo ha sido por una necesidad propia, pero estoy muy lejos aún de saber cómo se manejan esos códigos.

Wilkellys Pirela (c)
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10. ¿Cómo crees que esos códigos se trasladan al hacer artístico? ¿Existe más vías de visualización, son espacios elitistas o más bien masivos?

El arte en general es elitista, eso lo noto en Venezuela y acá. En la historia del arte también se evidencia. Creo que hay que trabajar para cambiar esas entradas, por eso llevamos un colectivo llamado Conexión Nómada donde tratamos de generar redes a través de talleres, gabinetes de lectura, conversatorios, entre otras actividades gratuitas enfocadas a la reflexión en las artes. Tratamos de ser un espacio para la empatía. Seguimos en un mundo desigual donde se debe trabajar duro para lograr las cosas que, obviamente, desde otros lugares y con mayores privilegios, se harían mucho más tangibles. Pero mientras exista la necesidad dentro de ti a seguir creando, hay que aprovechar y pelear con ganas, sobre todo cuando no se tienen los recursos económicos.

11. Finalmente, ¿cuál ha sido la recepción del público, más aún considerando que ese público es el ciudadano (o consumidor) a pie? ¿Interactúas con la gente o simplemente observas? ¿Crees que generas en las personas una reflexión sobre el propio espacio urbano, un espacio, muchas veces, reducido a sitio eriazo?

Tanto aquí como en Caracas siempre me ha gustado interactuar con el público. Me gusta ver las reacciones, sean las que sean, porque me hacen notar cosas dentro del propio trabajo que ayudan a su crecimiento. Saber si las personas reflexionan sobre algo preciso cuando ven mis trabajos sería muy arriesgado de responder, no se puede deducir qué emociones causas en los demás. La intención es generar una duda, dejar preguntas abiertas, pero no puedo responder si lo logro o no, aunque me encantaría que así fuera.