Ejecución con guillotina, delirante coro de monos, vuelo de una mosca en el baño de un bar y hasta un pintor buscando verde. Son algunos de los “momentos” con que laza y entrelaza Juan Emar su comprensión de lo humano en el mundo subyacente de “Ayer”… y lo hace hoy con lúcida vigencia.

Por Marcel Socías Montofré

Un clásico Juan Emar (1893-1964). De fina reflexión y actual como pocos. Porque no escribe amarrado a las circunstancias de su tiempo. Más bien crea su propio tiempo. Sobre todo su “Ayer”, publicada por primera vez en 1935 y reeditada ahora por LOM Ediciones en un aporte más que oportuno para redescubrir la vanguardia literaria chilena de las décadas de 1920 y 1930.

Sí, tal vez a ojos de un millennials pueda parecer un tiempo remoto. Puede ser. Pero es indiscutible que la magia creativa, los mundos paralelos y los otros cielos –tan de moda hoy por hoy en el cine masivo-, aparecen con igual intensidad en la literatura de Emar, aunque con una capacidad de anticipación y elegancia narrativa que sorprende y cautiva.

Por eso da gusto Juan Emar (seudónimo de Álvaro Yáñez). Por su capacidad de convertir un día en la vida de un ser humano en una obra casi macondiana y de irónica reflexión en 105 páginas que a ratos resultan ser de clarividencia para comprender la razón del arte en nuestras vidas.

Y por eso también “Ayer” es un viaje alucinante por la ficticia ciudad de San Agustín de Tango, en la ribera del río Santa Bárbara y dando cauce a un peregrinaje, un recorrido donde el autor busca lo singular, lo excepcional, para acercarse a la visión de una realidad subyacente en nuestro mundo.

Así, “Ayer” dura lo que dura un día… y en la intimidad del pensamiento. Muy cercano a la capacidad de contemplación. Un Juan Emar que nos advierte: “…El panzón regresa a casa. El pintor y el poeta, no. Mas como hay que regresar, cueste lo que cueste, para desenredarse, el primero hace una mancha, el segundo un poema (…) Para todos, a todo momento suenan los llamados. Mas todos a todo momento no nos detenemos ni nos fijamos lo suficiente (114)”.

¿Metafísica? ¿Las señales del inconsciente? ¿Modernidad versus tradición?

Quizá todas. Quizás ninguna. El viaje es personal. Como también la lectura de “Ayer”. Algo personal entre el lector y el universo narrativo de Juan Emar. Con la literatura justo al centro. Oportuno encuentro.

LOM Ediciones (c)
LOM Ediciones (c)

Ayer

Juan Emar
LOM Ediciones
2018