El documental de Álvaro de la Barra es sobre su propia historia y la búsqueda de la verdad sobre el asesinato de sus padres, de su identidad, de reencontrar su pasado chileno y sus raíces.
A diferencia de otros documentales sobre personas que tuvieron seres queridos que fueron asesinados o los hicieron desaparecer, en este caso Álvaro de la Barra se centra en reconstruir la verdad con el foco central de reconstruirse él.
Desde buscar más fotos de sus padres (creció con sólo una foto de su padre y una de su madre), tener diversidad de testimonios de cómo eran ellos, dilucidar el único recuerdo que le queda de Chile, conocer a amigos de ellos escuchar vivencias sobre ellos, saber qué pensaban y por qué hicieron lo que hicieron. Venían a buscarme muestra una necesidad profunda de humanizar esos padres biológicos que, en forma abrupta y teniendo un año y medio, desaparecieron de su vida. Una vida que desde ese momento cambió radicalmente.
“Crecí en el exilio, clandestino y con la imagen heroica de mis padres como pareja y como luchadores sociales. A través del documental busco recuperar mi identidad, intentando así́, conocerlos a ellos” afirma el director.
Álvaro de la Barra, nieto del Pedro de la Barra (uno de los grandes pilares en la historia del teatro de nuestro país), tenía un año y medio cuando sus padres fueron asesinados a menos de cien metros del jardín infantil donde hacía sólo instantes lo habían dejado. Los acribillaron dentro del auto en calle Andacollo con Pedro de Valdivia, comuna de Providencia. A su madre probablemente la remataron con una balazo en la cabeza. Fue el 3 de diciembre de 1974. Sus padres, Alejandro de la Barra y Ana María Puga, eran importantes militantes del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario).
Desde ese momento tuvierron que esconderlo y trasladarlo a diferentes lugares para que la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional, comandada por Manuel Contreras) no lo secuestrara. Finalmente pudo escapar y viajar solo, a cargo de una azafata, a París, bajo la identidad falsa de Álvaro Renato Alejandro Feres Feres, haciéndolo pasar por un hijo natural de una mujer que trabajaba con su tío, el cineasta Pablo de la Barra (hermano de Alejandro).
“En mi primer viaje inicié un juicio, que finalizaría 16 años después cuando, viviendo en París, me llega la noticia que teníamos una sentencia que me devolvía mis apellidos originales. En ese momento, comienza en mí la necesidad de volver a Chile para vivir aquí, y para realizar esta película que, desde que decidí dedicarme al cine, siempre supe que haría”. Sostiene el director.
Luego de estar unos meses en París, viaja a Venezuela, donde se había exiliado su tío. Con él aprende a hacer cine pero también a mantener oculta la verdad y su identidad. El miedo de Pablo de la Barra (como el de muchos exiliados que se sabían observados y perseguidos, no olvidemos los asesinatos ocurridos en el exterior), se traspasa a la cotidianidad. Afecta su propia identidad. En el proceso de revisiónd e material, Álvaro ve un video y se da cuenta que llamaba “papá” a su tío (su padre afectivo).
Álvaro crece con tan sólo una fotografía de cada uno de sus padres. Cuando viaja a Chile con motivo de la repatriación de los restos de Pedro de la Barra (fallecido en el exilio, en Venezuela) se da cuenta que “los sabores y olores (de Chile) no me decían nada”.
Venían a buscarme es un hermoso documental sobre la capacidad humana de sobreponerse a la tragedia, a los afectos rotos, al miedo, a las identidades truncadas. Y a hacerlo sin rabia, sin rencores.
“Acá he podido acercarme más a los que fueron mi papá y mi mamá. Pero el Chile de hoy está lejos de los ideales por los cuales dieron sus vidas. Y no encuentro los valores ni las convicciones que los llevaron a tomar las decisiones que tomaron”, dice hacia el final Álvaro de la Barra.
Venían a buscarme es una invitación a buscarnos, a construir y reconstruir lazos, a tratar de entender antes que a juzgar. Venían a buscarme es un documental que, al mostrar una experiencia, va abriendo muchos temas, como es la demolición del jardín infantil (y con ello de un elemento importante de memoria para Álvaro de la Barra y muchos más), el reencuentro de Álvaro con su medio hermano (al que sólo a visto en contadas ocasiones y ha tomado una forma de vida para muchos radical), o el de los colaboradores, como es el caso de “Carola” (María Alicia Uribe Gómez), exmirista que colabora y delata a la pareja. O la mujer que lo inscribió, corrinedo muchos riesgos, como hijo suyo para salvarlo.
Información sobre salas y horarios en: www.miradoc.cl
