Sernageomin y MOP confirmaron que el enrocado en el río Blanco de Chaitén evitaría desbordes por condiciones meteorológicas, pero no protegería ante lahares.

El enrocado -que estará diseñado para soportar las crecidas máximas que ha tenido el río en los últimos 100 años- comenzará a ser construido durante el segundo semestre de 2016, pero no podrá contener posibles lahares posteriores a una erupción volcánica.

Álvaro Amigo, vulcanólogo del Sernageomin, explicó -en un informe que hizo público el servicio- que los lahares no se pueden contener con defensas fluviales.

El seremi de Obras Públicas, Carlos Contreras, señaló que es cierto que el enrocado no podrá soportar lahares, pero dijo que será un elemento de protección ante cualquier aumento del caudal del río.

La advertencia de los especialistas del Sernageomin se refiere a la producción de “lahares primarios y secundarios”, como se conoce a los flujos de material volcánico mezclado con agua.

En el primer caso, a causa del derretimiento repentino de hielos, y en el segundo caso, como consecuencia del arrastre causado por lluvias posteriores, tal como sucedió en 2008, cuando la ciudad de Chaitén resultó destruida, pues se encuentra situada precisamente en el curso histórico de los lahares producidos por este volcán.