Después de la interminable serie de los escándalos todo sigue igual. Algunos técnicos y otros políticos le echan la culpa a los medios y a la insaciable sed de expiaciones que emana del público. Se reivindica entonces el secreto que debe resguardar los actos de Estado.
Después de la interminable serie de los escándalos todo sigue igual. Algunos técnicos y otros políticos le echan la culpa a los medios y a la insaciable sed de expiaciones que emana del público. Se reivindica entonces el secreto que debe resguardar los actos de Estado.