Reinaldo Sapag Chain es considerado por muchos como un “guardián” del legado del fallecido cardenal Raúl Silva Henríquez, dada su cercanía con el carismático religioso que destacó por su defensa a los derechos humanos durante la dictadura.

En medio de la crisis de confianza que atraviesa la Iglesia Católica ante los casos de pedofilia conocidos en nuestro país, la voz de Sapag ha surgido para criticar el rumbo que han tomado las actuales autoridades eclesiásticas encabezadas por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati.

Este último ha debido enfrentar una serie de escándalos en la iglesia chilena, principalmente los casos de Fernando Karadima y de Audín Araya, quienes debieron enfrentar a la justicia por sus crímenes sexuales.

Y a juicio de Sapag la actitud del cardenal Ezzati no ha sido ecuánime, tomando en cuenta la reciente sanción al párroco de la iglesia Santa María de Las Condes, Julio Dutilh, quien fue sancionado acusado de tocaciones a una mujer, en un hecho ocurrido hace 26 años.

En una carta abierta publicada el miércoles en la revista Reflexión y Liberación, Sapag recuerda un acercamiento con Ezzati en marzo de 2011 a propósito del caso de Audín Araya, sacerdote salesiano denunciado en Concepción por abusar de dos menores de edad, en donde le pedía un pronunciamiento oficial como iglesia.

Dicha situación no ocurrió y hasta ahora el cardenal sólo se ha limitado a referirse al caso Karadima, señalando que para la institución eclesiástica es un “tema cerrado”.

En ese sentido, Sapag le espeta a Ezzati que “he tenido la sensación que su actitud inicial, cuando era Obispo Auxiliar de Santiago en tiempos del cardenal Errázuriz, fue la de obstaculizar la investigación que afectaba al padre Karadima (me cuesta llamarlo padre). Pensé que ahora, como Arzobispo de Santiago, tendría la oportunidad de revertir esa postura, en consideración a que usted ya no tenía como superior jerárquico a un Arzobispo que claramente optó por el camino ambiguo de demorar, ocultar y obstaculizar”.

“Enorme fue mi pena cuando por televisión lo vi llegar al lugar de encierro de Karadima, ya condenado por la Santa Sede, para visitarlo y llevarle de regalo, para la Navidad de 2013, una caja de bombones. No tuvo usted una actitud de similar atención cristiana para visitar a los que sufrieron en vida las perversiones de Karadima”, recuerda Sapag.

Por lo anterior, el presidente de la Fundación Silva Henríquez, criticó la postura de la máxima autoridad de la Iglesia Católica en nuestro país, señalando que “se opta por denunciar a los carismáticos sacerdotes José Aldunate, Felipe Berríos y Mariano Puga; sacerdotes humildes, sencillos y entregados a llevar en la acción, la palabra liberadora de Cristo Redentor”.

“Más tarde, usted opta por impedir que un teólogo de fama internacional, como es el padre Jorge Costadoat, pueda ejercer la cátedra en la Pontificia Universidad Católica de la cual usted es el Gran Canciller (…) Y a pesar de la oposición de los feligreses y la clara vinculación del obispo Barros con Karadima, se le designa obispo de Osorno”, sentencia.

Respecto al caso del padre Dutilh, Sapag asegura que Ezzati “comete nuevamente un grave error de conducción que ahora afecta a sus propios sacerdotes”.

“Si el padre Julio, hace 26 años pudo haber tenido una debilidad, usted debía mirar la historia del padre Julio que harto bien ha sembrado en su trayectoria sacerdotal (…) Don Ricardo, usted ha ensuciado pública e injustamente al querido padre Julio”, concluye.

Revisa la carta completa aquí