Unos 250.000 niños “corren el peligro de morir de hambre” en Sudán del Sur, país devastado por los 18 meses de guerra civil, advirtió el martes en un informe Toby Lanzer, ex coordinador humanitario de la ONU en el país.

“Uno de cada tres niños se encuentra en estado de malnutrición severa y 250.000 menores corren el peligro de morir de hambre”, previno Lanzer, en sus declaraciones preliminares.

Este coordinador de la ONU fue expulsado a principios de junio, según las autoridades, por predecir “el derrumbe” de Sudán del Sur, el país más joven del mundo, independiente desde julio de 2011.

En este documento, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) hace un llamamiento a las donaciones, alegando necesitar alrededor de 1.630 millones de dólares para acabar el año. Igualmente, recuerda que dos tercios de los 12 millones de habitantes del país necesitan ayuda y que 4,6 millones de ellos podrían no disponer de alimentos.

El actual conflicto en Sudán del Sur estalló en diciembre de 2013, con enfrentamientos dentro del propio ejército sursudanés, fracturado en sus líneas político-étnicas a causa de la rivalidad entre el presidente Salva Kiir y su antiguo vicepresidente Riek Machar.

Diversas milicias tribales se unieron, de un lado o del otro, a los combates, acompañados de masacres étnicas y de extorsiones atribuibles a los dos bandos.

“Hace ya seis meses que pensábamos que la violencia y el sufrimiento habían alcanzado su máximo y que la paz llegaría. Nos equivocábamos”, lamentó Toby Lanzer. “La intransigencia política alejó toda perspectiva de paz, la guerra continua y está conduciendo al hundimiento económico” del país.

“Durante los combates más recientes”, los beligerantes han incendiado casas, destruido escuelas, hospitales, dispensarios, pozos, robado miles de cabezas de ganado, atacado infraestructuras y bienes necesarios para la vida de las comunidades”, según el informe que denuncia violaciones y ataques contra los civiles.

Las fuerzas presentes en el terreno no hacen “ningún esfuerzo aparente por diferenciar objetivos militares y civiles, con lanzamiento de obuses sobre zonas pobladas y disparos al azar hacia los campamentos”, afirman los autores.

La Unión Africana (UA) pidió al Consejo de Seguridad de la ONU designar y sancionar a los responsables de la continuidad del conflicto. “La continuidad de las hostilidades, despreciando de forma total el sufrimiento de la población, significa que los dirigentes del país deben ceder sus funciones a su pueblo”, indicó la UA.