Un ex guardia de la empresa de seguridad privada Blackwater fue sentenciado a cadena perpetua y otros tres recibieron condenas de 30 años de prisión por una matanza ocurrida en 2007 en Irak, que dejó al menos 14 civiles muertos.

Los cuatro condenados de Blackwater habían sido declarados culpables en octubre pasado de una serie de cargos que iban desde asesinato en primer grado hasta homicidio no premeditado, tras incidentes en la plaza Nisour de Bagdad.

Durante el juicio de dos meses en una corte federal de Washington, el jurado escuchó cómo los cuatro acusados abrieron fuego con rifles con mira telescópica, ametralladoras y lanzagranadas en la plaza desbordante de gente, cuando escoltaban un convoy diplomático.

Funcionarios iraquíes dijeron que 17 civiles murieron en el tiroteo mientras que un recuento de investigadores estadounidenses determinó 14 muertes. Otros 18 iraquíes resultaron heridos.

El juez federal Royce Lamberth sentenció a Nicholas Slatten a prisión perpetua por el cargo de homicidio en primer grado.

Los otros tres acusados -Paul Slough, Evan Liberty y Dustin Heard- recibieron sentencias de 30 años, el mínimo que prevé la legislación por usar ametralladoras en un crimen violento.

“El episodio violento que ocurrió aquí nunca puede ser consentido por la corte”, dijo Lamberth, indicando que había tomado en cuenta las declaraciones en nombre de los cuatro acusados.

“Está claro que estos jóvenes entraron en pánico”, añadió.

Este baño de sangre, ocurrido el 16 de setiembre de 2007, profundizó el resentimiento contra los estadounidenses en Irak.

Tras la matanza, Blackwater debió cesar sus actividades en Irak. Pero según cables diplomáticos estadounidenses difundidos por Wikileaks, cientos de exempleados de la compañía siguieron trabajando en el país, para otras empresas.