Fuerzas gubernamentales iraquíes y milicias aliadas saquearon e incendiaron pueblos sunitas tras romper en agosto el sitio impuesto por el grupo Estado Islámico (EI) en la ciudad de Amerli, denunció el miércoles Human Rights Watch (HRW).
“Tras las operaciones para acabar con el sitio, las milicias, combatientes voluntarios y fuerzas de seguridad atacaron localidades sunitas y los alrededores de Amerli en las provincias de Saladino y Kirkuk. Muchas de ellas eran localidades que el EI había cruzado o empleado como base de operaciones”, explicó la ONG en un comunicado.
Según HRW, “saquearon los bienes de civiles sunitas que habían huido de los combates, incendiaron las casas y comercios, y destruyeron completamente al menos dos aldeas”.
Unas 40 más fueron al menos parcialmente destruidas según testimonios recogidos por la ONG, que también dio cuenta del secuestro de 11 hombres durante esas operaciones, llevadas a cabo en septiembre y octubre.
“Irak no ganará el combate contra el EI (…) si sus propias fuerzas atacan a civiles violando las leyes de la guerra”, declaró el director adjunto de HRW en Oriente Medio, Joe Stork.
“Los iraquíes se encuentran atrapados entre los horrores cometidos por el EI y el comportamiento reprensible de las milicias”, denunció.
El grupo EI se hizo con el control de vastos territorios del país en una gran ofensiva lanzada en junio, haciendo huir en desbandada al ejército iraquí, que para la contraofensiva decidió recurrir a fuerzas paramilitares dominadas por milicias chiitas.
HRW recordó que el primer ministro iraquí Haider al Abadi se comprometió en diciembre a “someter al control del Estado” a todos los grupos armados.