Las fuerzas iraquíes ultimaban el sábado la estrategia para expulsar a los yihadistas del centro de Tikrit, que según un comandante logrará ser liberada en los próximos tres días.

Miles de hombres del ejército, la policía y de tribus sunitas participaban en la ofensiva para retomar Tikrit, situada a 160 kilómetros al norte de Bagdad y en manos del grupo Estado Islámico (EI) desde hace nueve meses.

Los combatientes del EI se han visto superados masivamente en número y están rodeados, pero cuentan con la protección de las miles de bombas que han dejado por toda la ciudad.

La alianza de varios grupos que luchan contra el EI en la región entró en la ciudad el miércoles y está preparada para minimizar las bajas en su camino, en la que sería la mayor victoria hasta el momento contra los yihadistas.

Karim al Nuri, un mando de la milicia chiita Badr y portavoz de las Unidades de Movilización Popular, aseguró que no les llevará más de “72 horas” liberar Tikrit.

Los últimos combatientes del EI que resistían en el centro de la ciudad estaban “rodeados por todas partes”, dijo Nuri.

Entrevistado por la AFP a las afueras de Tikrit, cerca del pueblo de Awja, dijo que solo quedan “entre 60 y 70″ yihadistas en la ciudad.

Un teniente coronel del servicio de contraterrorismo del ejército iraquí hizo una estimación ligeramente superior y una evaluación más prudente de la evolución de la batalla.

Bagdad ha intentado recuperar Tikrit varias veces pero la operación en curso se está haciendo a diferente escala, con más de 30.000 hombres implicados inicialmente.

“Las batallas en las ciudades son difíciles para todos los ejércitos”, recordó Al Nuri.

La coordinación militar ha mejorado, la cooperación de algunos hombres de tribus sunitas está garantizada y se dice que Irán ha desempeñado un papel clave en la planificación y ejecución de la operación.

Con su participación y el ascenso de las milicias chiitas, sin embargo, aparecen nuevas amenazas: estas últimas han sido acusadas de graves crímenes y abusos en las áreas reconquistadas, incluyendo vengativos ataques mortíferos contra sunitas.

En un informe publicado el viernes, la organización Human Right Watch dijo que el gobierno iraquí y las fuerzas aliadas también han empezado a destruir de forma “deliberada” propiedades civiles, tras recuperar la ciudad de Amerli en septiembre.

Operación cerca de Kirkuk

En el límite norte de Tikrit podrían observarse decenas de cráteres en una calle, provocados por la explosión de bombas colocadas bajo la calzada.

Desde el tejado de la universidad de Tikrit, miembros de las Brigadas del imán Alí, una milicia chiita, disparaban obuses en dirección al barrio de Qadisiya. Uno de ellos aseguró que en los últimos cinco días se habían disparado más de 200 obuses sobre ese barrio.

Antes de alcanzar Tikrit, capital de la provincia de Saladino, las fuerzas progubernamentales habían “limpiado” varias localidades en el camino y roto la defensa de la ciudad el pasado miércoles.

La operación en Tikrit está considerada como una prueba de la habilidad de Bagdad para infligir disciplina en el conglomerado de fuerzas combatientes implicadas en la guerra contra el EI. Recuperar la ciudad además abriría la vía en dirección a Mosul, segunda ciudad de Irak y principal bastión de los yihadistas en el país.

Mientras, las fuerzas kurdas seguían aumentando la presión sobre el EI con una vasta operación lanzada esta semana al sur y al oeste de la ciudad petrolera de Kirkuk (norte), con el objetivo de rodear Hawijah, otro refugio de los yihadistas.

Fuera de Irak, la atención de la comunidad internacional se giró hacia Siria, cuyo conflicto, cada vez más complejo, entra en su quinto año sin perspectivas de solución cercanas.

Los aviones de la coalición internacional dirigida por Estados Unidos siguen bombardeando a diario a los yihadistas, en apoyo a las fuerzas kurdas, que el sábado atacaron un sector de la provincia de Hasaké (noreste), donde el EI trata de recuperar las zonas de Tall Tamery de Ras Al Ain, en la frontera turca.