Cerca de 300 sitios de valor incalculable para la humanidad han sido destruidos, dañados o saqueados en más de tres años de guerra en Siria, lamenta la ONU, que basa su afirmación en imágenes por satélite.
Tierra que acogió a numerosas civilizaciones, desde los cananeos hasta los otomanos, Siria estaba llena de tesoros procedentes de las épocas romana, mameluca y bizantina, con mezquitas, iglesias y castillos de los cruzados.
Pero desde que el país se sumió en un brutal conflicto armado, ese enorme patrimonio ha sido saqueado por todos los beligerantes -régimen, rebeldes, yihadistas- e incluso por los habitantes.
“Regiones como Alepo, donde los primeros vestigios de población se remontan a 7.000 años, Damasco, el Crac de los Caballeros, Raqa y Palmira han sufrido daños graves”, afirma el Instituto de Naciones Unidas para la formación y la investigación (Unitar, por sus siglas en inglés).
Ese organismo analizó 18 zonas de Siria por satélite y detectó 24 sitios destruidos, 104 con daños graves, 84 con daños parciales y otros 77 que podrían haber sido asolados.
Miles de años perdidos
Es “triste para Siria y para el mundo. La humanidad está perdiendo miles de años de patrimonio”, afirma Einar Bjorgo, director de Unosat, programa de la ONU especializado en el uso de imágenes por satélite.
Para la Unitar, hay que “redoblar esfuerzos para salvar la mayor parte posible de este importante patrimonio de la humanidad”.
Entre las 18 zonas estudiadas, seis están inscritas en el patrimonio mundial de la Unesco: las ciudades antiguas de Alepo (norte), Bosra (sur) y de Damasco (centro), las ciudades muertas del norte, el Crac de los Caballeros (centro) y Palmira (este).
Las imágenes muestran de forma fehaciente los daños en cuatro de estos lugares.
En Alepo, antigua capital económica de Siria, el minarete selyúcida de la Mezquita de los Omeyas que data del siglo XI se derrumbó y un enorme cráter ocupa ahora el lugar donde se erigía el célebre hotel Carlton.
La ONU no nombra a los responsables, pero según Cheikmus Ali, director de la Asociación para la Protección de la Arqueología Siria (Apsa), “cada vez que el régimen y los rebeldes se adueñaban de la Mezquita, apostaban a un francotirador en el minarete, que acabó siendo alcanzado durante un ataque”.
Recuerda que el zoco de Alepo, el mayor mercado cubierto del mundo, también sufrió graves daños.
En el oasis de Palmira (Tadmor en árabe), famoso por su columnata romana, las imágenes muestran que el ejército abrió una carretera en la necrópolis, dañando varias tumbas.
Esta vía de unos dos kilómetros de largo, “busca facilitar el paso de los carros de combate. Los tanques situados muy cerca del Valle de las Tumbas debilitan las torres funerarias al disparar”, subraya Ali, cuya asociación fundada en 2012 registra diariamente los daños.
“Una catástrofe”
En Raqa, feudo del grupo yihadista Estado Islámico (EI), gran parte del mausoleo sufí de Uwais al Qarni y Amar Ben Yaser fue destruido. Varias ONG culpan al EI que considera el pensamiento sufí como una herejía.
En la región de Hasaka (noreste), los yihadistas destruyeron las estatuas asirias del primer milenio, según Ali.
Doura Europos, la “Pompeya del desierto”, “se volvió irreconocible por culpa del saqueo”, indica el instituto. Allí se robaron estatuas, cerámicas y perlas bizantinas, según Apsa.
El Crac de los Caballeros, imponente castillo cruzado que corona una colina cerca de Homs, fue tomado por los rebeldes y bombardeado por el régimen que destruyó varias fachadas y tejados.
“El peligro en Siria es peor que lo que vivió Irak. Aquí, los sitios se han transformado en cuarteles militares o en campos de batalla”, lamenta Ali. “Es una catástrofe, una pérdida incalculable para la humanidad”.