La izquierda uruguaya se prepara para festejar: su candidato el expresidente Tabaré Vázquez es el amplio favorito para ganar las elecciones del domingo frente al centroderechista Luis Lacalle Pou.

Un total de 2,6 millones de uruguayos están habilitados para elegir al sucesor de José Mujica en una segunda vuelta en la que todas las encuestas vaticinan un triunfo holgado de Vázquez, que obtendría entre 52% y 55% de los votos, sobre el candidato del Partido Nacional (PN) Lacalle Pou que sumaría entre 37% y 40% de las adhesiones.

Con el animo por las nubes, miles de adherentes al Frente Amplio (FA, izquierda gobernante) celebraron el jueves en un parque de Montevideo el acto de cierre de la campaña en el que Vázquez se comprometió a “mejorar, avanzar y profundizar el programa y el proyecto político de la izquierda”.

“La elección está ganada”, dijo Sixto Pedreja, empleado de la salud que presenció el masivo acto portando una enorme bandera desflecada que lo acompaña en su militancia política desde 1988.

“Las encuestas nos daban para atrás. Pero siempre confié en que el tercer gobierno se iba a dar. Los gobiernos del FA nos dieron diez años muy prósperos”, agregó.

Rumbo a la primera vuelta, las encuestadoras avizoraban un reñido balotaje y que el FA perdiera la mayoría parlamentaria, pero la votación dejó Vázquez a un paso de obtener el gobierno -que se logra con el 50% más uno de los votos.

Con 47,8% de los votos, el FA obtuvo la mayoría en diputados y dio un gran paso para ganarle a Lacalle Pou -que obtuvo 30,9%.

A veinticinco años de lograr ser el primer dirigente de izquierda en ganar una elección municipal (Montevideo), Vázquez advirtió el jueves que aún “nada está ganado” y llamó a los frenteamplistas a desafiar la lluvia que se pronostica para el domingo para refrendar su voto y asegurar la elección.

La historia se repite

Si la victoria del FA se materializa, el 1º de marzo de 2015 Mujica le devolverá la banda presidencial que Vázquez le entregó cinco años antes, tras cerrar el primer mandato de la izquierda en la historia del pequeño país sudamericano.

El socialista, oncólogo, masón y abanderado de la lucha contra el tabaco recibirá el gobierno del exguerrillero de 79 años que al frente del país ganó fama mundial por sus discursos a favor de la paz, contra el consumismo y por la promoción de leyes como la polémica regulación del mercado de marihuana.

Como Vázquez al finalizar su mandato, Mujica transita los últimos meses de su gobierno con una aprobación superior al 60%. Dos de cada tres uruguayos aprueba el desempeño de ‘Pepe’ y sólo 17% de los uruguayos lo desaprueba como presidente, según una encuesta difundida el miércoles por Equipos Consultores.

Sin embargo, Mujica dejaría a su sucesor cuentas pendientes como la implementación de la venta de marihuana en farmacias, la instancia prevista por la ley que el Congreso aprobó en diciembre de 2013 y que aún resta concretar.

A su vez, otro tema impulsado por Mujica -que al igual que la legalización de la marihuana genera rechazo en parte de la población- como lo es la posible llegada de seis presos de Guantánamo en carácter de refugiados quedaría en manos de Vázquez.

Con una personalidad opuesta a la del verborrágico Mujica, Vázquez focalizó su campaña electoral en giras por el interior del país con la intención de tener un dialogo “mano a mano con la gente” y dejó en segundo plano su contacto con los medios, limitando sus apariciones a puntuales entrevistas dadas antes de la primera vuelta.

Una década de expansión

Vázquez – de 74 años- llegará al gobierno como el líder de una fuerza política que consolidó el crecimiento económico del país, ya que Uruguay cerrará en 2014 su duodécimo año consecutivo de expansión, luego de cerrar 2013 con un avance de 4,4%.

Con una economía cimentada en el sector agroexportador y el turismo, Uruguay supo aprovechar el viento a favor que generó en los países de la región la subida en los precios de los commodities como soja y carne para elevar su Producto Interior Bruto a niveles históricamente altos.

El crecimiento y la ejecución de políticas laborales y sociales llevaron a que el desempleo bajara a sus mínimos históricos, en el entorno de 6%, y se consiguiera una notable reducción de la pobreza.

Con las cuentas en orden y un reconocimiento de los organismos de crédito internacional y de las consultoras, que le devolvieron el grado inversor que el país había perdido en la crisis de 2001-2002, la economía uruguaya resistió la crisis del 2008 y siguió creciendo.

Sin embargo, Vázquez deberá lidiar con un déficit fiscal alto, 3% en los doce meses cerrados en setiembre y una inflación por encima del rango meta de las autoridades (3% al 7%) que al cierre de octubre se situó en 8,11% para el año móvil.

A su vez, será un desafío del tercer mandato del FA conseguir inversión privada para mejorar la infraestructura del país, principalmente para el mejoramiento de rutas.