Jardín: un libro conciso, humano y profundo sobre la identidad y la memoria

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El último libro de Pablo Simonetti es realmente para disfrutar: poco más de 100 páginas en letra grande -en las que no sobran episodios, frases o palabras- en las que se adentra, de manera sutil y precisa, en las miradas de mundo, los sentimientos y el carácter de los personajes que conforman este grupo familiar a punto de perder la “casa familiar”, una fuente fundamental de memoria e identidad.

Simonetti, en Jardín, muestra lo mejor de sí. De su prosa: un libro escrito en forma austera y precisa, sin decorados ni elementos superfluos, pero en la que da la impresión que puso todo lo necesario y esencial. De su sutileza: logra delinear a los diversos personajes de forma precisa, con pocos trazos pero claros y firmes. De su profundidad: las reflexiones –muy diversas y variadas- a las que nos lleva, nos invita o insinúa son puertas que va dejando abiertas, o apenas entre abiertas, que dan a espacios amplios, a temas cruciales, urgentes, que muestran los graves problemas de identidad que está afectando a nuestras ciudades y, en particular, a nosotros, a las familias en su vínculo con sus espacios de memoria. De su humanidad: al delinear los distintos personajes lo hace de manera completa, con claros y oscuros, con simpatías y antipatías, con empatía y rabia, pero con un intento de comprensión.

Jardín es de esos raros libros que se pueden recomendar sin muchos riesgos a equivocarse. Que pueden gustar a muchísimas personas porque abordan de manera notable un tema “universal”.

Jardín de Pablo Simonetti (Editorial Alfaguara) debiera ser un éxito –más que de ventas- de lectura y un libro destinado a perdurar.

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El último libro de Pablo Simonetti es realmente para disfrutar: poco más de 100 páginas en letra grande -en las que no sobran episodios, frases o palabras- en las que se adentra, de manera sutil y precisa, en las miradas de mundo, los sentimientos y el carácter de los personajes que conforman este grupo familiar a punto de perder la “casa familiar”, una fuente fundamental de memoria e identidad.

Simonetti, en Jardín, muestra lo mejor de sí. De su prosa: un libro escrito en forma austera y precisa, sin decorados ni elementos superfluos, pero en la que da la impresión que puso todo lo necesario y esencial. De su sutileza: logra delinear a los diversos personajes de forma precisa, con pocos trazos pero claros y firmes. De su profundidad: las reflexiones –muy diversas y variadas- a las que nos lleva, nos invita o insinúa son puertas que va dejando abiertas, o apenas entre abiertas, que dan a espacios amplios, a temas cruciales, urgentes, que muestran los graves problemas de identidad que está afectando a nuestras ciudades y, en particular, a nosotros, a las familias en su vínculo con sus espacios de memoria. De su humanidad: al delinear los distintos personajes lo hace de manera completa, con claros y oscuros, con simpatías y antipatías, con empatía y rabia, pero con un intento de comprensión.

Jardín es de esos raros libros que se pueden recomendar sin muchos riesgos a equivocarse. Que pueden gustar a muchísimas personas porque abordan de manera notable un tema “universal”.

Jardín de Pablo Simonetti (Editorial Alfaguara) debiera ser un éxito –más que de ventas- de lectura y un libro destinado a perdurar.