El gobierno de Estados Unidos insistió este lunes en que los inmigrantes indocumentados que llegan a ese país, incluyendo un número creciente de niños, serán devueltos a sus países de origen, apuntando que el derecho de asilo será “muy difícil” de obtener.

“Puede ser que algunos hagan reclamaciones de asilo, pero quiero aclarar que el asilo es muy, muy difícil de ganar. Muy pocas personas ganan asilo en Estados Unidos”, dijo Esther Olavarria, consejera del secretario de Seguridad Interna, Jeh Johnson, durante una conferencia de prensa telefónica.

Estados Unidos se ha visto sorprendido por una migración masiva reciente de niños que entran sin papeles por su frontera suroeste, escapando de la violencia y la pobreza en, principalmente, Honduras, El Salvador y Guatemala.

Aunque el gobierno ha dicho que está aumentando el número de jueces y oficiales de asilo para tratar los casos de los menores y los adultos que los trasladan ilegalmente al país, las posibilidades de ser deportados son muy altas.

El Ejecutivo busca “asegurar” que las personas que tengan argumentos para recibir asilo puedan quedarse en Estados Unidos, “pero la gran mayoría de esos casos probablemente van a resultar en volver a sus propios países”, dijo Cecilia Muñoz, directora del Consejo de Política Doméstica de la Casa Blanca.

Entre octubre de 2013 y mediados de junio de 2014, unos 52.000 menores cruzaron la frontera sin la compañía de adultos, más del doble de la cantidad registrada entre octubre de 2012 y el final de 2013.

Además, para finales de mayo, unos 39.000 adultos con niños también fueron detenidos por las autoridades migratorias estadounidenses, según el gobierno.

“Hasta ahora hemos visto muy pocas reclamaciones de asilo por parte de estos niños”, dijo Muñoz, sin detallar cuántos menores de edad siguen actualmente en los albergues que el gobierno dispuso en la frontera para alojarlos.

Rick Perry, gobernador del estado de Texas, vecino de México y uno de los más afectados por el cruce de menores, visitó este lunes varios centros de detención de migrantes y anunció un reforzamiento de la seguridad fronteriza.

El fenómeno de niños que cruzan la frontera sin compañía de adultos se remonta a unos tres años, pero el incremento reciente obedece, además de a la violencia centroamericana, a la creencia difundida de que los menores no serían deportados a su llegada a Estados Unidos, según el gobierno.

Ante ello, las autoridades han insistido en que los niños no se beneficiarán de un trato migratorio especial y que la prioridad es devolverlos a sus países.

“El largo y arduo viaje no solo es peligroso, sino que no hay permisos o salvoconductos al final”, señaló Johnson en una carta en español a los padres que envían a sus niños hacia Estados Unidos, divulgada este fin de semana en la prensa.