Si sueles prestar tus brochas de maquillaje, y además no acostumbras a desinfectarlas, podrías estar en serio riesgo.

Así lo afirma Agnieszka Pazdzior, directora de formación de la empresa cosmética Benefit, quien advierte que “compartir nuestros útiles de maquillaje equivale a hacerlo con el cepillo de dientes. Con ellos podemos transmitir bacterias, herpes y cualquier otra enfermedad de la piel”.

“Por eso, para maquillarnos, lo más higiénico es siempre utilizarlos desechables. Si no, lo ideal sería lavarlos después de cada uso”, indica la experta, añadiendo que considerando el ritmo de vida actual “recomendamos limpiarlas como mucho cada 15 ó 20 días”.

Pazdzior agrega que ni los labiales están exentos de peligro. “Si solo lo vas a usar tú, no es necesario limpiarlos. Si se va a prestar, conviene desinfectarlo con un paño húmedo o incluso con un poco de alcohol. Otra opción es aplicarlo siempre con un pincel y mantenerlo asimismo muy limpio”, explica.

¿Cómo se limpian los pinceles?

Según consigna SMODA, los pinceles y brochas sucios pueden contaminar los cosméticos y causar infecciones o erupciones en nuestra piel. Se pueden lavar con agua y jabón neutro una vez a la semana y de vez en cuando dejarlos en alcohol. “Se secan al aire y sobre una superficie horizontal. Nunca en vertical, ya que se puede acumular agua estropeando la madera y debilitando la unión de los pelitos con el mango de la brocha”, señala Maite Tuset, senior artist de M.A.C.

“Si una vez al mes les aplicamos acondicionador de cabello a las brochas lograremos mantenerlas mucho más suaves”, señala Alejandra Lama, de la tienda de maquillaje online Maquillalia.

Esther Montoro, fundadora de Make Up For Ever Spain añade que “en caso de que sean de fibras sintéticas, hay que hacerlo con un limpiador sin alcohol”.

Además de la higiene, hay otra razón para mantener pulcros los pinceles. “Es importante que estén limpios para que el color que aplicamos sea exactamente el que queremos. Y eso no es posible si entre las cerdas quedan restos de pigmentos utilizados anteriormente. Además, si no los lavamos, corremos el riesgo de estropear el producto, sobre todo aquellos en textura polvo, ya que la brocha puede contener restos de maquillaje en crema o líquido así como grasa de la piel”, indica Tuset.

Ojo con las esponjas

Por otro lado, los pinceles y brochas no son los únicos que esconden peligro. Las esponjas incluso pueden significar más riesgo. “Al ser productos de base acuosa o más grasa, hay más riesgo de que proliferen gérmenes. Por ello es preferible usar brochas de pelo sintético y ponerlas a punto con jabón lavavajillas, que es muy desengrasante y elimina todo tipo de residuos. En el caso de las esponjitas, lo mejor son las de un solo uso. Si se van a usar más veces, hay que lavarlas a diario con jabón desengrasante y pulverizar alcohol al terminar el proceso”, dice Lama.

Cuida tus ojos

Los expertos también advierten que los encrespadores con restos de máscara pueden hacer que nuestras pestañas se peguen a la herramienta y luego se salgan.

Otro riesgo que corren los ojos, es que al usarse pinceles o aplicadores de máscara sucios, se contraiga una conjuntivitis.

En este sentido, la dermopatóloga Adriana Ribé recomienda “no maquillarse si se tiene una infección activa y esperar hasta que esté bien curada para volver a maquillar”.

Asimismo, “si alguien tiene una pequeña infección ocular, puede contagiarnos”, dice Ribé, señalando que si notamos que una amiga o conocida se encuentra en este caso no conviene prestarle ni pedirle prestado maquillaje.

Con respecto a los aplicadores de delineador, Lama aconseja “sumergirlos primero unos segundos en desmaquillante de ojos bifásico. Luego ya pueden lavarse con normalidad”.