Baja moral y falta de perspectivas: la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha identificado la causa del cúmulo de incidentes en sus unidades de misiles nucleares, pero no la solución para sus oficiales, que se cuestionan la utilidad de su misión.

Entre engaños, negligencias o posesión de drogas, los incidentes se han multiplicado en los últimos meses en las tres bases de misiles balísticos intercontinentales (ICBM, en inglés) que tiene en su territorio la Fuerza Aérea estadounidense.

“Las personas que están a cargo de las armas nucleares deben demostrar la máxima profesionalidad. Pero seguimos viendo que ese no es el caso”, deplora Jim Lewis, de la ONG Centro para el Control de Armas y No-Proliferación.

Un total de 34 oficiales fueron suspendidos la semana pasada por haber hecho trampa en un examen rutinario para verificar sus competencias. Dos de ellos fueron además acusados de posesión de drogas.

En octubre, otros cuatro oficiales fueron suspendidos por quedarse dormidos frente a sus pantallas, dejando abierta la puerta blindada de su puesto de lanzamiento.

Estas faltas han llegado incluso a las altas jerarquías: en julio pasado un general que comandaba las unidades de misiles ICBM fue despedido por consumo excesivo de alcohol durante un viaje a Moscú.

El poder de destrucción de estos misiles, de los cuales Estados Unidos mantiene 450 unidades activas, ha sido desde 1945 la mejor garantía en contra de su uso. El fin de la Guerra Fría ha vuelto su probabilidad de utilización aún menor.

Pero en las bases de Malmstrom (Montana), Minot (Dakota del Norte) y Warren (Wyoming) unos 500 tenientes y capitanes de la Fuerza Aérea siguen haciendo guardias de 24 horas en sus búnkeres subterráneos “esperando a presionar un botón que saben que nunca apretarán”, resumió Joseph Cirincione, presidente del Fondo Ploughshares, un grupo de reflexión especializado en temas nucleares.

“No es una cuestión de disciplina o de supervisión, es casi una cuestión existencial” para estos jóvenes hombres y mujeres, dijo a la AFP.

El peor enemigo, el aburrimiento

En un artículo publicado en 2011 en la revista Wired, uno de estos oficiales se refería al tema.

“Tu peor enemigo es el aburrimiento. Nada de heroísmo en el campo de batalla, nada de ganar una medalla, el deber hoy es percibido como un anacronismo irrelevante”, se lamentó.

El problema no es nuevo y llevó en junio de 2008 al secretario de Defensa de la época, Robert Gates, a cesar a los jefes civiles y militares de la Fuerza Aérea tras una serie de incidentes en las fuerzas nucleares.

Un grupo de trabajo creado entonces concluyó la existencia de una “disminución inequívoca, dramática e inaceptable del compromiso de la Fuerza Aérea para llevar a cabo su misión nuclear”.

Este descenso fue “gradual” a raíz de los cambios en la organización, el personal y los procedimientos dentro de sus unidades, señaló.

“La mayoría de estos cambios eran sencillos, pero el impacto global sobre la misión nuclear fue más pronunciado de lo esperado y es demasiado importante para ser aceptable”, indicó aquel grupo de trabajo.

La última serie de incidentes plantea “la cuestión de saber si los defectos y problemas sistémicos identificados en 2008 se han corregido”, se preguntó Gates esta semana en la CNN.

Desde 2008, se han tomado medidas para remediar la situación, aseguró el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general Mark Welsh. Pero la noción de “importancia vital” de la misión puede no estar lo suficientemente arraigada en los efectivos, admitió, al tiempo que garantizó la profesionalidad de las fuerzas nucleares.

De hecho, hay aspectos del trabajo que no han cambiado: la función no es más envidiada en la Fuerza Aérea que antes y las perspectivas de carrera siguen siendo escasas.

Las deficiencias identificadas también ponen en duda la necesidad de mantener activos los misiles ICBM -con los cuales el jefe del Pentágono, Chuck Hagel, ha reafirmado su compromiso- junto con los submarinos nucleares y las bombas lanzadas desde aviones.

“No vemos este tipo de problemas en la flota de bombarderos o submarinos”, dijo Cirincione. “Porque tienen otras misiones. La única misión de los misiles balísticos intercontinentales es sacrificar a millones de civiles inocentes”.