El descubrimiento de la osamenta de gatos de hace 5.300 años en un pueblo chino desvela los primeros indicios de la domesticación de este animal, abriendo nuevas incógnitas sobre la compleja relación entre los hombres y estos felinos.
“Se trata de los primeros indicios, y también los más viejos, sobre una relación entre hombres y gatos que lleva a la domesticación en pueblos agricultores”, explicó a la AFP Fiona Marshall, profesora de arqueología en la Universidad de Washington (Misuri), una de las principales coautoras de este estudio realizado con investigadores chinos.
Para este estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los expertos usaron la datación de radiocarbono y análisis de huellas de isótopo de carbono y azote en la osamenta de al menos dos gatos, así como de perros, roedores, cérvidos y otros animales salvajes descubiertos cerca del pueblo chino de Quanhucan.
Los análisis de distintos isótopos mostraron que las ratas, los perros domésticos y los cercos de este antiguo pueblo comían el mijo cultivado por los granjeros, pero no los cérvidos. Estas pruebas también determinaron que los gatos se alimentaban de roedores que consumían el mijo almacenado por los vecinos.
“Estos datos sugieren que en los antiguos pueblos a los gatos les gustaban los pequeños roedores que comían los cereales que cultivaban los granjeros para alimentarse y que guardaban”, señala Marshall.
Otras pruebas hacen pensar que la relación entre agricultores y gatos estaba bastante desarrollada, de acuerdo con la investigación.
Por ejemplo, uno de los gatos era mayor, lo que demuestra que vivió sin dificultades en el pueblo, mientras que otro comía menos roedores y más mijo, posiblemente porque era alimentado por los propios agricultores.
“Aunque los gatos no estuvieran todavía domesticados, nuestros indicios muestran que vivían cerca de los agricultores y que de su relación se beneficiaban mutuamente”, señala la arqueóloga.
Hasta ahora, la domesticación del gato en China databa de hace unos 2.000 años. “No pensábamos que pudiésemos encontrar vestigios más antiguos dado que las pruebas genéticas sugieren que el ancestro salvaje más cercano de los gatos modernos vivía en Oriente medio y en África”, revela la investigadora.
Algunos arqueólogos consideran que la primera prueba sólida de la domesticación del gato es de hace 9.000 años en Chipre, donde se descubrió la osamenta de un gato dentro de una sepultura. Pero en opinión de Marshall, ese animal no fue domesticado, sino que era más sociable, porque su morfología demostró que era salvaje.