Esta semana se conoció la primera exhortación apostólica del Papa Francisco, donde cuestiona el actual modelo económico, calificándolo como “injusto en su raíz”. En Chile, los empresarios defendieron el sistema socio-económico, asegurando que es el camino correcto.

En 142 páginas, la máxima autoridad de la Iglesia Católica reitera la importancia de la evangelización, asegurando que es necesario ampliar la presencia femenina en la Iglesia y cuestionando el actual modelo capitalista en su vertiente neoliberal.

La máxima autoridad de la Iglesia Católica afirma que el sistema económico, injusto en su raíz, mata. “No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión”, subraya el Sumo Pontífice.

El Papa Francisco advirtió que existe un desequilibrio que proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. “De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común”, complementó la autoridad.

“Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas”, aseguró el Papa, en su exhortación apostólica titulada “Evangelii Gaudium”.

En nuestro país, el arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati dijo compartir el escrito del Papa, aunque evitó referirse al fondo del documento:

El Papa Francisco -Jorge Bergoglio en nombre secular- sostuvo que es “imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas”. También “que procuren que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos”.

El presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Hermann von Mühlenbrock, defendió el actual modelo afirmando que es el camino correcto y que los últimos 30 años de nuestra historia han sido los mejores.

En su exhortación apostólica, el Papa advirtió que “será imposible erradicar la violencia, hasta que no se revierta la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos”.

Especial importancia tiene este documento, que se ha leído como una especie de carta de navegación dentro del proceso de reforma de la Iglesia Católica que el Papa Francisco pretende impulsar.