Los diálogos de paz para Colombia tendrán este viernes en La Habana un receso de 90 minutos para que los negociadores vean en televisión el partido entre Colombia y Chile, decisivo para ambas selecciones para lograr un boleto directo al Mundial de Brasil-2014.

“Colombia entera es en este momento un hervidero de alegría de festejo y ojalá dentro y fuera del partido la compostura sea buena. A los hermanos chilenos nos duele profundamente en el alma tenerles que ganar, pero es que queremos ir a Brasil y vamos a ir”, dijo a la prensa Rodrigo Granda, uno de los delegados de la guerrilla comunista de las FARC en los diálogos de paz con el gobierno colombiano en Cuba.

Aunque ambas delegaciones de paz verán separadamente el partido, comparten la confianza en que su selección conseguirá el boleto a Brasil, en el partido ante Chile en su reducto de Barranquilla (Caribe colombiano).

Granda declaró sonriendo a los periodistas: “Si alguno tiene el teléfono (de las FARC en La Habana), cuando Colombia meta el primer gol por favor me llaman”.

“Aquí tenemos varios amantes del fútbol”, contó a la AFP la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer, que también integra el equipo negociador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

“Normalmente vemos todos los partidos de Colombia”, explicó otra guerrillera.

La delegación del gobierno colombiano, encabezada por Humberto de la Calle, también hará una pausa en sus tareas para ver el partido, contaron a la AFP dos integrantes de su equipo de prensa.

“La delegación colombiana va a ver el partido. Están muy optimistas todos”, dijo una periodista.

“Toda la delegación lo va a ver (el partido). A ellos les gusta el fútbol”, indicó otra periodista, que entregó a la AFP su pronóstico: “Dos a uno, ganando Colombia por supuesto”.

Colombia y Chile están con un pie en Brasil: La selección cafetera (con 26 puntos) requiere apenas de un punto para regresar a una cita mundialista después de 16 años de fracasos, mientras que la ‘Roja’ (24 puntos) necesita sumar dos unidades para disputar por segunda vez consecutiva una Copa del Mundo.