La huelga indefinida que comenzará el lunes contra una decisión de bautizar el aeropuerto de la región minera de Oruro (suroeste de Bolivia) con el nombre del presidente Evo Morales fue considerada este domingo por el oficialismo como un movimiento político que pretende convulsionar el departamento.

“El problema no es el nombre”, las acciones de los promotores de las protestas apuntan a “convulsionar el departamento”, dijo Valerio Chambi, presidente de la Asamblea Legislativa de Oruro, de mayoría favorable al gobierno.

Se trata de un “casting político” con miras a las elecciones presidenciales y legislativas de 2014, alegó de su lado Marcelo Elío, diputado por Oruro del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS).

La asamblea regional legislativa de Oruro designó a mediados de febrero con el nombre de Evo Morales el nuevo aeropuerto, que reemplaza a una vieja pista, los últimos años inoperable.

Morales, primer presidente indígena de Bolivia, es nacido en un pueblo rural de Oruro.

En apoyo del mandatario, Elío alegó que antes de que Morales asuma en 2006, “el departamento de Oruro recibía (de presupuesto anual) 53 millones de bolivianos (7,6 millones de dólares) y con el presidente Evo recibe cerca de 400 millones (57,4 millones de dólares)”.

Luego de un mes de protestas de diversa índole y ante la falta de acuerdos, la alcaldesa de Oruro, Rossío Pimentel, inició el sábado una huelga de hambre.

“He estado con un nudo en la garganta los treinta días (de conflicto), queriendo permanecer neutral como autoridad, pero creo que ya no es posible”, declaró Pimentel, también opositora a Morales.

El sábado, tras concluir una huelga de 72 horas que siguió a otras de dos días y un día, organizaciones civiles y sindicales de Oruro decidieron comenzar el lunes una huelga indefinida con corte de rutas.

Simultáneamente está en curso una huelga de hambre de casi tres semanas de dirigentes cívicos y vecinales.