Aunque suene cruel, que se quemen decenas de casas no es novedad en Valparaíso. Basta recordar que el año pasado, mientras se desarrollaba el Festival de Viña del Mar, más de 50 casas eran devoradas por las llamas en el sector denominado Las Pataguas en Miraflores Alto. Hace unos 5 años las llamas golpearon el Cerro La Cruz, y cuentan varios otros que la historia reciente tiene escritos.

Muchos piensan que esta tragedia no tiene nada de bueno, pero permítanme disentir. Si se examina con detención, tiene muchisimo de bueno pues deja en evidencia lo precario de una de las regiones turísticas más importantes del país.

Valparaíso es la región que tiene más campamentos del país y aunque cueste creerlo, la comuna chilena que tiene el mayor número de viviendas en situación irregular, las llamadas “poblaciones callampas”, es la aparentemente acomodada Viña del Mar.

Viña y Valparaíso son mucho más que ciudad patrimonial y ciudad bella. Es una región que mes a mes lucha contra la pobreza, el desempleo y la miseria.

Lo ocurrido este fatídico 14F de Valpo no es otra cosa que dejar en evidencia que de nada sirve ser patrimonio de la humanidad, tener el Congreso, el Festival de Viña o las playas de Reñaca, pues la mayoría de los habitantes de la región vive en condiciones de irregularidad y una pobreza que sobrecoge.

Lo bueno que dejó el incendio de “Rodelillo” es poner en evidencia muchas cosas. La infinidad de viviendas que tras muchos años siguen en condiciones irregulares, en lugares de toma y con nula fiscalización. La inoperancia de la autoridad para prohibir la construcción en lugares peligrosos. La falta de políticas publicas de difusión para proteger e informar a la ciudadanía de los riesgos ante la naturaleza, pues no sólo los tsunamis destruyen casas.

Es la evidencia de la falta de conciencia de quienes contruyeron sus casas en quebradas o que no desmalezaron su entorno, esperando que sea la autoridad quien lo haga y sin mover un dedo para evitar las amenazas de su entorno. Hasta los propios medios de comunicación, que en el frenesí de la competencia y de rentabilizar, no realizan campañas de difusión de prevención urbana y social.

Y aunque suene brutal, confirmar que los grifos del sector simplemente NO tenían agua.

Recuerdo el relato de una pareja de ancianos del Cerro Placeres de Valparaíso que conversó con el móvil de Radio Bío Bío. Ella de 75 años, él de 81. Dijeron a La Radio “Hijo, sabe, a estas alturas no tenemos fuerzas para comenzar otra vez…

Una vez más, se buscará un eventual responsable “pirómano de turno” para culparlo y ahí se quedará. Pero quienes debieran denunciar, hacer el trabajo de fiscalizar, criticar las políticas públicas por permitir estas irregularidades, sancionar por no limpiar las zonas de riesgo o denunciar a la sanitaria por tener sin funcionar grifos en zonas urbanas, definitivamente no han hecho su trabajo.

Hoy la culpa es del viento y el fuego. Y como este no se puede defender en tribunales…

Es raro que muchos bomberos denunciara que los grifos no entregaban flujo de agua y la comandancia dijera que sí. Será porque muchos de ellos trabajan en la Sanitarias de la región.

Aunque suene duro, esto fue lo bueno que dejó en Incendio de Valparaíso.

Mauricio Barrientos es Director de Radio Bío Bío de Valparaíso