El futbolista japonés Yuki Nakamura, que regresó a su país en septiembre, justificó este jueves su decisión de abandonar hace cinco meses el Rimavska Sobota eslovaco por el “racismo” del que fue víctima, una acusación que fue desmentida por la dirección del club.

“Desgraciadamente, regrese al país porque fui víctima de racismo en el club al que pertenecía, el Rimavska Sobota, y no lo aguantaba más”, declaró el jugador, de 25 años, en su blog.

Según el futbolista, antes y después de cada partido, una parte de los seguidores de su equipo gritaba su nombre y le realizaban gestos “con una actitud odiosa”.

“Ninguno de mis compañeros me ayudó. Hubo incluso algunos jugadores que les apoyaron (a los seguidores) en su acoso”, denunció Nakamura, que añadió que el propio club no podía garantizar su seguridad. “Por eso regresé”, dijo.

Nakamura fichó por el Rimavska Sobota en julio pasado, tras haber jugado en Rumanía y la República Checa.

El director del Rimavska Sobota, Jozef Pisar, declaró a la AFP que nunca estuvo al corriente de los problemas denunciados por Nakamura. “Nunca supe nada de esta historia de racismo y tampoco fui testigo de tales actos”, afirmó.