Los investigadores rusos indicaron este domingo que el accidente del avión que se estrelló durante el aterrizaje la víspera en Moscú, causando cinco muertos, fue al parecer provocado por un problema en el sistema de frenado.

“El avión se posó en el lugar adecuado para el aterrizaje, pero por una razón aún no determinada no pudo detenerse en la pista”, indicó el director de la Agencia federal de transporte aéreo Alexander Neradko.

La cantidad limitada de víctimas sólo se debió al hecho de que el avión de la aerolínea Red Wings, un Tupolev Tu-204 con capacidad para 210 personas, estaba casi vacío, con sólo ocho tripulantes a bordo, que regresaban a su país tras un vuelo a la República Checa.

Una azafata, Tatiana Penkina, falleció en el hospital el domingo, elevando a cinco el balance de víctimas, indicó el dueño de Red Wings, el millonario ruso Alexandre Lebedev, en su cuenta de Twitter.

Una fuente cercana a la investigación confirmó la hipótesis de una falla en el frenado, descartando la posibilidad de un error del piloto o las malas condiciones meteorológicas, dos hipótesis manejadas inicialmente.

“Según informaciones preliminares, los pilotos utilizaron todos los sistemas de frenado posibles que tenía el avión”, indicó la fuente citada por la agencia Interfax.

“Sin embargo, por una causa que queda por determinarse, el aparato siguió de largo sin detenerse. La causa más probable es un defecto en el inversor de potencia (de las turbinas) o en los frenos”.

Para intentar establecer con precisión la causa del accidente, los investigadores examinarán las cajas negras del Tupolev-204, halladas el sábado en el sitio nevado del accidente, en Vnukovo, uno de los aeropuertos de Moscú.