Ya con el invierno instalado en nuestro calendario, sumando los bruscos cambios de temperatura y los varios virus que andan circulando, no es de extrañar que en la familia ya más de un integrante esté presentando episodios de tos productiva o tos bronquial, como normalmente la identificamos.
La tos productiva frecuentemente se genera como resultado de una infección viral de las vías respiratorias superiores; infección que a su vez provoca la inflamación de la membrana mucosa de estas vías, produciendo esa mucosidad espesa y pegajosa tan desagradable, sobre todo cuando es persistente, y afectando cualquier actividad diaria que nos propongamos realizar.
“Al toser nuestro organismo lo que busca es eliminar la flema, apelando a la acción de limpieza natural del cuerpo. Pero cuando la inflamación y la mucosidad espesa ya han estrechado las vías, sólo con toser ya no se recupera el funcionamiento natural del aparato respiratorio, sino que peor, la respiración se hace cada vez más difícil, favoreciendo las infecciones bacterianas”, destacó Liselotte Becker, médico de la Universidad de Chile.
Para tratarla se recomienda mantener húmedo el aire de la habitación, y utilizar si es necesario un humidificador, además beber suficientes líquidos para evitar la deshidratación.
No obstante, si estas medidas no son suficientes, la medicina ha sido exitosa en el desarrollo de jarabes secretolíticos para el tratamiento de trastornos respiratorios asociados con mucosidad viscosa o excesiva.
Según la especialista, “los principales síntomas de la tos productiva son la flema pegajosa que ocasionalmente es expulsada durante la tos persistente, el silbido o ‘cascabeleo’ en el pecho al inhalar o toser, además de sentir el pecho tenso, pesado y/o congestionado”.
En cambio, la tos no productiva o seca produce picor, y se debe principalmente a una irritación de las vías respiratorias, que normalmente no produce mucosidad.
La tos seca generalmente es gatillada por el humo de los cigarrillos, el polvo o las alergias, y puede extenderse por un par de días, pero también prolongarse, incluso, semanas como un síntoma tardío del resfrío común.