La lanzadora de jabalina paraguaya Leryn Franco no reniega de su belleza pero lamenta no haber sabido soportar la atención que ello -y el rumor de un romance con Novak Djokovic- despertaron en Pekín-2008 y espera desquitarse con una gran marca en los Juegos Olímpicos de Londres.
“Esta será mi última participación en los Juegos Olímpicos. Este deporte me dio muchas satisfacciones. Voy a tratar de dar todo de mí para conseguir la mejor marca” explicó a la AFP el lunes en una entrevista en la pista de atletismo del Consejo Nacional de Deportes de Asunción, a pocos días de la inauguración de la cita de Londres (del 27 de julio al 12 de agosto).
Agradable y conversadora, para ella, el interés mediático por su figura pasó a ser un complemento, como su belleza. “Es un complemento, pero yo no voy a un concurso de belleza. Voy para competir”.
Con medallas de plata en las últimas competencias del campeonato Sudamericano y del Iberoamericano (57,77 metros), solo superada por la colombiana Flor Denis Ruiz (58,21), la paraguaya que cautiva a fotógrafos y camarógrafos asegura que esta vez no se dejará encandilar por las luces.
En Pekín “no estuve preparada psicológicamente para enfrentar a tantos medios (de prensa) encima”, lamentó.
En Londres competirá no solo con la colombiana sino con la brasileña Leyla Ferrer (57,14). Ellas dirimirán fuerzas y destreza con las imbatibles campeonas mundiales, la checa Barbora Spotakova (67,78) y la rusa Mariya Abakumova (64,34), entre otras.
Leryn, de medidas 94-60-90 y 1,75 metros de altura, destaca físicamente por su pelo castaño liso que recoge para la competencia y sus ojos negros profundos.
Con su experiencia de convivencia en las villas olímpicas de Atenas 2004 y Pekín 2008, su conclusión es que cada atleta tiene su lado bello que, de alguna forma exhibe cuando aparece ante el público.
“Todas las mujeres que competimos en los Juegos entramos con la mejor imagen que podemos. Nos hacemos las manos, nos maquillamos, algunas usan trenzas o se arreglan el pelo para mantener la femeneidad”, explica.
En la capital china se publicaron rumores de un noviazgo con el afamado tenista serbio Novak Djokovic.
“Con Nole somos simplemente amigos. Teníamos cosas en común, como todos los que compartimos la villa olímpica. En ese momento ya me habían elegido como la más linda de los Juegos. Por ahí nos vieron compartir un almuerzo juntos, y bueno, se hicieron comentarios. No me extrañó para nada. Pasamos bien como amigos, así como con tantos otros amigos que hacemos en la villa”.
“Lo que más me gusta es que me eligen como la deportista más linda. No se trata de cualquier mujer”, hace hincapié. “Es una distinción adicional, pero porque primero respetan mi historial”, señala, cuando se le pregunta si no le molesta que la busquen más por su atracción física que por sus logros.
“Si hoy me ven en las pasarelas, en las campañas publicitarias, en programas de televisión, todo lo debo al deporte que practico. Me sacaron de una pista de atletismo para ponerme en TV, para hacerme Miss Paraguay y me mandaron a viajar por todo el mundo para salir en tapas de revistas, en diarios, en filmaciones…”.
“Si hubiera sido modelo solamente, no iba a tener ni la mitad de las cosas que hoy tengo”, comenta.
Leryn, nacida el 1 de marzo de 1982, es a sus 30 años una de las escasas atletas que Paraguay produce gracias a la dedicación de sus propios padres y directivos de la federación local de atletismo, devenidos en habituales mecenas para costear los viajes.
Sólo a partir de los Juegos Panamericanos de Guadalajara-2011, el gobierno local volcó oficialmente su apoyo a los deportes olímpicos, a través de una recientemente promulgada ley del deporte, al que se le dedica el 1% de los impuestos del tabaco y el alcohol.
“En Paraguay tenemos muy buenos deportistas. Lo que no había eran fondos para viajar a las competencias”, admite Carlos Raúl Gutierrez, vicepresidente del Comité Olímpico Paraguayo (COP).
La única medalla de plata de su historia, Paraguay la conquistó en Atenas 2004, en fútbol. Es el deporte rey en Paraguay, financiado en su totalidad por el sector privado.
Sobre el curioso pero tradicional desinterés de las autoridades gubernamentales para incentivar los deportes olímpicos, Gutierrez describe con crudeza: “el deporte no genera votos directos en las elecciones”.
Anuncia que a partir de Río de Janeiro 2016, Paraguay apunta a llevar a 16 atletas con clasificación olímpica, el doble de la cantidad que irá a Londres.
Para Leryn, una licenciada en administración de empresas, con manejo del inglés y el italiano, el incentivo oficial “será un medio para solucionar un montón de problemas sociales”.
“Si hubiera tantos deportistas como niños hay en la calle pidiendo limosnas en los semáforos, Paraguay iba a destacar entre los mejores atletas de la región, los de Argentina, Brasil, Uruguay y Chile”, sostiene con convicción.
“En un país de casi 7.000.000 de habitantes no somos más de 100 atletas. Cuando podamos enviar más representantes a los futuros Juegos Olímpicos, les va a ser difícil elegir a la más linda, porque las paraguayas somos así y sobre todo, perseverantes”, bromea.