La concesión de asilo político por Brasil a un dirigente opositor boliviano, con los consiguientes roces bilaterales, supuso la apertura de otro frente diplomático para el presidente boliviano Evo Morales, que ha acentuado además una antigua contienda con Chile por el reclamo de una salida al mar.

El presidente izquierdista Morales tachó en los últimos días como “un desatino” y una “equivocación” de Brasil otorgar asilo hace una semana al senador de derecha Roger Pinto, luego de que éste alegara persecución política por denunciar que en círculos oficiales se brinda protección al narcotráfico.

Pinto, que se encuentra en la embajada brasileña en La Paz desde el 29 de mayo, espera un salvoconducto para salir del país, un procedimiento que el gobierno de Morales no pretende agilizar pues arguye que el senador cometió delitos, como violación de derechos humanos y malversación de fondos públicos.

El canciller David Choquehuanca dijo incluso que “es posible” que Itamaraty revise su decisión, tras enviarle a su colega Antonio Patriota “los antecedentes” judiciales del senador.

En el caso del diferendo con Chile, Bolivia endureció su posición de demanda de una salida al mar, durante y después de la 42 Asamblea de la OEA que se realizó a comienzos de mes en el poblado boliviano de Tiquipaya, donde La Paz pidió la revisión del tratado de 1904, que definió los límites bilaterales y selló el enclaustramiento marítimo.

Morales no se quedó corto estos días e incluso dijo que ese acuerdo “está muerto”, lo que motivó que el canciller chileno Alfredo Moreno le instara a “hablar menos” por la prensa y a trabajar más en una negociación bilateral.

Moreno dijo este viernes en Santiago que “sigue en manos del gobierno de Bolivia definir cuál es el camino por el cual quiere transitar”.

“El presidente Morales, en una inusual audacia, está siguiendo caminos inexplorados, porque está tocando temas tabú en Bolivia, como el pedir la revisión del tratado de 1904 o el criticar un asilo, como el del senador Pinto”, explicó a la AFP el profesor universitario Carlos Cordero.

“Está generando críticas internas, pero a la vez sectores populares o buena parte de la ciudadanía ve con buenos ojos lo que hace el presidente, porque como en el caso del mar, la gente está viendo que el presidente está peleando”, consideró.

La centenaria aspiración boliviana es recuperar algo de su costa marítima, tras perder en una guerra contra Chile en 1879 cerca de 400 km de costa y 120.000 km2, su única salida al océano Pacífico. Santiago, en cambio, sostiene que no tiene asuntos pendientes con Bolivia y que su extensión territorial no será modificada.

Respecto al diferendo con Brasil, Cordero estimó que la situación mejorará en el corto plazo, pues las relaciones diplomáticas entre ambos países superan en mucho este conflicto.

Entretanto, el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS), liderado por Morales, pidió a la cancillería negar el salvoconducto para el senador derechista Pintos, con el argumento de que tiene juicios pendientes en el país.

El jefe del bloque oficialista en la Cámara Baja, Roberto Rojas, anunció que realizará “un pedido oficial para que el poder Ejecutivo, a través de la Cancillería, no le dé el salvoconducto al senador Pinto”.

Marcelo Ostria Trigo, exembajador de Bolivia ante la OEA, estimó por el contrario que si Bolivia niega la salida del legislador su imagen quedaría afectada.

“Cuestionar el asilo al senador Pinto, negar o demorar su salvoconducto, expondría al país a un mayor descrédito que, como están las cosas, es lo que menos se necesita”, afirmó el diplomático y abogado en su habitual columna de opinión en la prensa.