Unos 4 policías y 3 asaltantes que activaron sus chaquetas repletas de explosivos, murieron este viernes en el ataque de una comisaría en el noroeste de Pakistán, cerca de los bastiones de los talibanes aliados de Al-Qaeda.

Este ataque ocurrido en Peshawar aún no fue reivindicado, pero es similar a otros cometidos por los insurgentes islamistas, que realizan una campaña de atentados que han dejado cerca de 5.000 muertos en todo el país en 4 años y medio.

Los 3 kamikazes asaltaron el puesto policial disparando y arrojando granadas. Primero mataron al menos 2 policías antes de parapetarse en los locales durante más de una hora de asedio, explicó a la AFP Yameen Jan, un oficial de la policía de Peshawar.

“Luego activaron sus chaquetas-bomba en varias dependencias”, añadió. “4 policías murieron y 4 resultaron heridos”, añadió.

“Los asaltantes querían matar a un máximo de policías, por eso eligieron esta comisaría”, comentó Jan, y precisó que unos 200 funcionarios trabajan y residen allí.

Este nuevo atentado, el noveno en menos de un mes, confirma el fin de una tregua relativa observada por los talibanes desde que empezó el año.

El jueves, un coche-bomba estalló en una estación de autobuses de las afueras de Peshawar, con un balance de 13 civiles muertos y numerosos heridos.

Desde que decretaron la yihad contra Islamabad por su alianza con Estados Unidos, los talibanes pakistaníes son los principales responsables de una ola de más de 530 atentados y ataques de comando similares al de este viernes.