Mucho más complejo que encontrar un precio conveniente para degustar un buen asado de cordero en las fiestas de fin de año, resulta para quienes deseen allegar recursos adicionales con la venta de lanares por éstos días. Esto, a causa de la reglamentación que deja escaso margen a quienes no siendo comerciantes habituales del rubro, pretendan aprovechar la temporada.

Así por lo menos se desprende de las disposiciones que rigen para los efectos, especialmente en términos de cuidados de los lanares, y la certificación de origen y la rigurosidad del transporte para evitar maltratos.

Sin embargo, una actividad que otrora resultaba tan común como esperar periodos previos a fiestas patrias o de fin de año, se transformó en todo un protocolo, debido principalmente a la apertura de nuestro país a mercados externos, donde debe existir un respaldo de sanidad animal, que mantenga los actuales estándares chilenos en condiciones de seguir transformando al cordero, como una apuesta de exportación incipiente.

Así lo ratificó en conversación con La Radio, el encargado regional de Protección Pecuaria del Servicio Agrícola y Ganadero, Edgardo Bustamante.

En lo concreto, si Usted quiere vender un cordero sin sobresaltos, debe primero tener cuidado en el traslado. Nada de balidos sobre el techo de microbuses ni en camionetas, donde los lanares estén apretujados o incluso bajo un caluroso sol.

Pero tema aparte es el contar con guía de despacho, donde obviamente dirá que al no ser un comerciante de todo el año, no cuenta con el documento, y por ende la pregunta inmediata es cómo se supera éste escollo.

La pregunta no deja de ser menos inquietante que la respuesta de la autoridad del SAG, en orden a que debe primar “el criterio” a la hora de enfrentar un control policial para clarificar origen del animal, el fin que se le dará y si no se transformará en una ejemplar de reproducción.

Lo cierto es que una práctica tan tradicional como la venta de corderos para el deleite de comenzales en este periodo, dejó de ser algo simple, no sólo por las normativas que la rigen, sino también por el elevado costo que deben desembolsar quienes quieran darse un gusto con motivo de estas fiestas.