El presidente de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), Joseph Blatter, admitió este sábado en Tokio que se cometieron “errores” recientemente, en un año marcado por escándalos de corrupción en su organismo, pero pidió pasar página y pensar en no repetirlos en un futuro.
Blatter, de 75 años, viajó a Japón con motivo de la reunión del Comité Ejecutivo de la FIFA en los últimos días y la final del Mundial de Clubes en Yokohama, el domingo entre el Barcelona español y el Santos brasileño.
El dirigente suizo fue preguntado por la AFP sobre si se arrepentía de algo de lo hecho este año, en el que la FIFA estuvo en el centro de la polémica por acusaciones de corrupción, y dijo que sí, pero que no se puede “vivir lamentándose”.
“Hay que afrontar las cosas con optimismo. Tengo que guardar energías para mirar hacia el futuro. Estoy convencido de que podemos avanzar”, afirmó, apuntando que había pedido a los miembros de la FIFA que pasaran página y no se dedicaran a debatir sobre el pasado.
Al hablar de esos “errores”, destacó que el mayor de ellos fue que el proceso de atribución de los Mundiales de 2018 y 2022, finalmente otorgados a Rusia y Catar, se hiciera de manera conjunta.
“El pasado es el pasado, ahora toca mirar hacia adelante”, insistió.
La designación de los Mundiales de 2018 y 2022 tuvo lugar el 1 de diciembre de 2010 en Zúrich y estuvo en el centro de sospechas de corrupción, que llevó a la FIFA a suspender incluso a varios de sus miembros.
Al abordar lo ocurrido en la primera mitad de 2011, Blatter reconoció que “el barco no estaba en aguas tranquilas”, pero celebró haber podido “llevarlo a puerto”.
Con ello hacía alusión a las polémicas relacionadas con su reelección en el Congreso de la FIFA el 1 de junio, donde su rival Mohamed Bin Hammam, responsable del fútbol asiático, se retiró a última hora, acusado de sobornos y después suspendido por este asunto.
El daño sufrido por la imagen del organismo llevó a la FIFA a promover “reformas” y “transparencia”, aunque Blatter se vio en noviembre de nuevo en un huracán mediático, tras unas palabras que fueron consideradas racistas y que obligaron al suizo a pedir disculpas públicas.
“Diría que no, no hay racismo. Quizás haya algún jugador que tiene frente a otro una palabra o un gesto que no son correctos, pero el jugador que se ve afectado por ello tendría que decir que es un juego. Estamos en un juego y, al final del juego, nos damos la mano”, había comentado a la CNN.
Esas palabras provocaron un gran revuelo internacional, especialmente en el fútbol inglés, y Blatter pidió perdón, reafirmando su compromiso en la lucha contra el racismo.