Al menos 2.600 personas murieron en Siria desde el inicio de la represión de las manifestaciones contra el régimen a mediados de marzo, declaró el lunes, en Ginebra, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Navi Pillay.

“Con relación a Siria, según fuentes confiables presentes en el terreno, la cifra de muertos desde el comienzo de la violencia a mediados de marzo alcanzó al menos 2.600″, dijo Pillay, al abrir la 18ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

El 23 de agosto pasado, en una sesión extraordinaria del Consejo de Derechos Humanos, Pillay había comunicado un balance de 2.200 muertos.

Pillay deploró en esa ocasión que las “fuerzas de seguridad sirias hicieran uso de una fuerza excesiva y utilizaran la artillería pesada” contra los manifestantes.

En un informe publicado en agosto, una misión de expertos mandatada por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH) de las Naciones Unidas estableció una lista de atrocidades cometidas por las fuerzas de seguridad sirias.

Esas atrocidades pueden ser calificadas de “crímenes de lesa humanidad” y denunciadas ante la Corte Penal Internacional (CPI), indicó la misión que no pudo ingresar a Siria pero obtuvo testimonios entre los sirios, incluidos militares desertores, refugiados en los países vecinos, salvo el Líbano.