Europa inicia este lunes una semana agitada en su lucha para salir de la crisis de la deuda, en la que ultimar el segundo plan de ayuda a Grecia se encuentra entre los puntos más arduos de su agenda.
Una reunión de urgencia el miércoles del FMI con autoridades en Grecia y dos días de debates el viernes y sábado en Polonia entre los ministros de Economía de la Unión Europea intentarán revertir los malos pronósticos contra la unidad monetaria.
En un contexto cada vez más sombrío, la mayoría de dirigentes europeos coinciden en que la prioridad es rescatar cuanto antes a Grecia.
“¿Es Grecia salvable? La respuesta es que tenemos que salvar a Grecia, punto y raya”, afirmó un diplomático europeo a la prensa.
El miércoles se prevé que la Troika compuesta por la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) reanude la auditoría que realizaba en Atenas con vistas a desbloquear 8.000 millones de euros, la sexta parte del préstamo de 110.000 millones acordado a Grecia en mayo del año pasado.
La Troika había suspendido su misión al constatar retrasos en la aplicación de reformas que exigen la UE y el FMI, acreedores del país.
El primer ministro griego, Giorgos Papandreou, se comprometió a cumplir los compromisos de rigor asumidos por el país ante sus acreedores, para no poner “en peligro” a la nación helena.
El gran tema ahora es acelerar la aprobación por parte de los parlamentos de los países comunitarios de los puntos contemplados en el acuerdo del 21 de julio, que incluyen un paquete de ayuda adicional a Grecia de casi 160.000 millones de euros y un aumento de la dotación del fondo de rescate europeo.
Francia así lo hizo pero se prevé que los demás países lo hagan en los próximos meses.
Bajo una fuerte presión, los ministros de Economía europeos se reúnen este viernes y sábado en Wroclaw, Polonia.
“Mientras tanto las cosas se pueden ponerse aún peor. Cualquier cosa puede pasar”, advirtió Janis A. Emmanouilidis, del Centro de análisis de Política Europeo (EPC) basado en Bruselas.
Algunos países como Alemania, primera economía y contribuyente a los planes de ayuda de la Unión Europea, endurecieron el tono contra Grecia amenazando con retener la ayuda a menos que cumpla con su plan de austeridad.
Otros como Holanda llegaron a decir incluso que había que considerar expulsar de la Eurozona a los países que desacatan las normas comunitarias.
La cuestión de hasta dónde se debe ayudar a los países del euro en problemas provocó además la dimisión del economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Jürgen Stark, tras su desacuerdo con el plan de compra de deuda soberana del organismo, que se extendió a los bonos españoles e italianos hace un mes.
“El problema es que somos muchos” los países que integramos la Unión Europea, y en cada una de estas 27 naciones hay problemas y presiones, explicó un diplomático europeo que pidió el anonimato.
El primer ministro finlandés Jyki Kataninen se reunirá el martes con la canciller alemana Angela Merkel para debatir el pedido de garantías que acordó Helsinski en forma bilateral con Atenas a cambio de la participación de Finlandia en el segundo plan de rescate de Grecia, lo que suscitó críticas y el miedo que se sumen más países pidiendo el mismo trato.
“Es muy complicado encontrar la mejor fórmula para que ese pedido de garantías no se multipliquen”, indicó a la AFP una fuente próxima a las negociaciones.
“En este escenario es difícil ser optimista. Pero ahora al menos vemos que los países europeos buscan soluciones. Han sido lentos pero empiezan a discutir una reforma estructural hacia una mayor integración y sobre todo hay más consenso de que no pueden permitirse dejar caer a Grecia”, indicó Emmanouilidis a la AFP.
La mayoría de dirigentes europeos han advertido que una declaración de impago de Grecia tendría consecuencias nefastas para el euro, la banca, con un efecto dominó explosivo para las economías más frágiles de la unión monetaria.