Se balanceaba entre los árboles como un chimpancé, pero tenía dedos largos, hábiles para fabricar herramientas, y pies híbridos para caminar erguido: así era el homínido Australopithecus sediba, muy posible ancestro del género Homo, según un estudio divulgado este jueves.
Hasta ahora, se creía que el primer fabricante de herramientas había sido el Homo habilis. Esto se basaba en estudios de 21 huesos de mano fosilizados hallados en Tanzania, que datan de hace 1,75 millones años.
Pero un pormenorizado examen de dos esqueletos parciales fosilizados de Australopithecus sediba, descubiertos en Sudáfrica en 2008, sugiere que estas criaturas, que habitaban el planeta hace 1,9 millones de años, elaboraron herramientas incluso antes, y podrían ser el primer antepasado directo de la especie Homo.
Tras analizar la mano más completa hallada hasta ahora, los expertos concluyeron que el Australopithecus sediba tenía un pulgar extralargo y fuertes dedos, que habría usado para fabricar herramientas a pesar de tener todavía un pequeño cerebro similar al del mono, indicaron los hallazgos publicados en la revista Science.
Los huesos de mano descubiertos pertenecían a una mujer adulta de unos 20 o 30 años al morir. Sus restos fueron encontrados cerca de los de un niño, cuyos huesos fosilizados también se incluyeron en el estudio.
“La mano sediba revela una sorprendente mezcla de características que no habríamos predicho que podrían existir en una misma mano”, dijo una de las investigadoras, Tracy Kivell, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania.
“Tiene un pulgar largo, pero es sorprendente que este pulgar sea aún más largo de los que vemos en los humanos modernos”, comentó.
“La muñeca estaba mejor preparada para soportar cargas más grandes que lo que podría experimentar durante el uso de herramientas, por ejemplo”, y tenía dedos largos y angostos “capaces de agarrar con fuerza”, agregó.
“Así que esta morfología nos sugiere que el sediba probablemente todavía usaba sus manos para trepar a los árboles… pero es probable que también fuera capaz de ejecutar las maniobras de precisión que creemos que son necesarias para fabricar herramientas de piedra”, afirmó Kivell.
Otras partes del cuerpo incluidas en el estudio fueron el pequeño pero avanzado cerebro del Australopithecus sediba, su pelvis, que refleja una postura vertical, y un único pie y tobillo que “combina características de los monos y los seres humanos en un solo paquete anatómico”, dijo el autor principal del proyecto, Lee Berger.
Berger, un estadounidense profesor en la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica, y su hijo de nueve años descubrieron el fósil en Malapa, al norte de Johannesburgo, en 2008.
Ese sitio aportó más de 220 huesos de al menos cinco personas, entre ellos, niños, jóvenes y adultos.
Los huesos del pie y tobillo de una hembra sorprendieron a paleoantropólogos debido a su extraña mezcla de un arco del pie y un tendón de Aquiles como los de los humanos, pero de un talón y una espinilla como los de un mono.
“Si los huesos no se hubieran encontrado pegados, el equipo podría haberlos clasificado como pertenecientes a especies diferentes”, dijo otro de los autores del estudio, Bernard Zipfel, de la Universidad de Witwatersrand.
El análisis realizado por un equipo de 80 científicos internacionales, detallado en cinco artículos en Science, ofrece nuevas pistas sobre cómo pudo haber ocurrido la transición del mono al ser humano, pero también plantea muchas preguntas acerca de la evolución de la especie humana.
Los científicos no están seguros de si el género Homo, que incluye a los humanos contemporáneos, evolucionó directamente del Australopithecus sediba, o si el Australopithecus sediba era una de las llamadas especies “sin salida” y las especies del género Homo evolucionaron por separado.
Uno de los principales problemas que enfrentan los paleoantropólogos es lo poco que se sabe sobre el esqueleto del Homo habilis, por lo que, aunque el Australopithecus sediba está bien definido, falta evidencia para la comparación.
“El registro fósil de los primeros Homo es caótico”, dijo otro de los investigadores, Steven Churchill, de la Universidad de Duke en Carolina del Norte, Estados Unidos. “Muchos fósiles son dudosamente atribuidos a varias especies o su datación es muy vaga”.
Pero una larga lista de todas las características avanzadas que el Australopithecus sediba comparte con otras especies de Homo, como el Homo habilis y el Homo rudolfensis, “sugiere que es un buen ancestro de la primera especie que todo el mundo reconoce en el género Homo: el Homo erectus”
Según Berger, los resultados del equipo sugieren que el Australopithecus sediba tiene “directamente el potencial de ser el ancestro que llevó a la aparición del género Homo”.