Orgullosa por su primera victoria tras la caída de Muamar Gadafi, la selección de fútbol libia fue triunfalmente recibida a su retorno al país, feliz por este “buen augurio” para el futuro de Libia.
Decenas de entusiastas aficionados esperaron el lunes por la noche a los jugadores en el pequeño aeropuerto de Bengasi (este) para felicitarlos por su victoria del sábado contra Mozambique (1-0), en El Cairo.
Los aficionados entonaron el nuevo himno nacional e hicieron ondear la bandera de “Libia libre”, que reemplaza la enseña verde de la era Gadafi.
“Gracias Rabi Al Lafi, has hecho llorar a Gadafi”, “Llora, Al Taib, llora, nuestra revolución vencerá”, gritaron, aludiendo al autor del gol del triunfo y al jugador Tarek Al Taib, considerado pro Gadafi y excluido de la selección.
El vicepresidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Abdel Hafiz Ghoga, acudió a saludar a los jugadores y confesó haber llorado cuando Al Lafi marcó el gol.
“Es la primera victoria de la era de la revolución del 17 de febrero. Si Dios lo quiere, será el inicio de una larga lista de victorias”, afirmó a la AFP.
El entusiasmo era también palpable entre los periodistas libios. Un nuevo periódico local envió a seis de sus siete nuevos y jóvenes periodistas a cubrir el regreso del equipo.
Esta victoria adquiere un sentido especial tanto para los jugadores como para el CNT, ya que tuvo un carácter unificador en un país como Libia marcado por un fuerte regionalismo.
En Bengasi la rebelde, las calles estuvieron vacías durante el partido, mientras que en la capital, Trípoli, la victoria fue acogida con una explosión de alegría.
“Nuestra victoria hace que todo el pueblo libio esté feliz y unido detrás de su selección”, dijo a la AFP Rabi Al Lafi.
“Entre nosotros hay gente de Misrata, de Trípoli, de Bengasi. Pero no hay diferencia entre nosotros; la diferencia forma parte del pasado. La Libia de después del 17 de febrero, es la Libia de la unidad nacional, desde el este hasta el oeste”, clama Ahmed Saad, una de las estrellas del fútbol libio.
“Dedicamos esta victoria a los mártires (muertos en la batalla) y a los revolucionarios que siguen combatiendo (…) Esperamos que esta alegría sea completa con la liberación total de Libia”, añadió.
Y el hecho de que Saadi, el hijo de Gadafi apasionado por el fútbol, no vuelva más a jugar en la selección es motivo de alegría para el portero Samir Abud.
“He jugado con él. Nos sentíamos coartados. Estábamos con el hijo de un jefe de Estado, y no nos sentíamos en pie de igualdad” explica, y confirma que Saadi podía expulsar a un jugador que no le hubiera pasado el balón.
Hoy, la selección ha olvidado casi esos malos recuerdos.
“Si Dios lo quiere, seguiremos ganando. Espero que veamos ahora a Libia en las calificaciones para el Mundial”, después de la fase eliminatoria de la Copa de Africa, añadió Rabi Al Lafi.