El Consejo de Derechos Humanos de la ONU se reúne este lunes para una sesión extraordinaria en torno a la crisis en Siria con el objetivo de crear una comisión de investigación independiente destinada a investigar la violencia contra la población civil.

El pedido de una sesión especial del Consejo, un procedimiento poco frecuente, fue presentado por 23 países miembros, entre ellos los cuatro países árabes del organismo: Arabia Saudita, Jordania, Qatar y Kuwait.

Estos cuatro países se mantuvieron silenciosos al comienzo de la crisis, pero desde entonces retiraron a sus embajadores de Damasco.

Un proyecto de resolución, al que tuvo acceso la AFP, “condena con fuerza las persistentes y graves violaciones de los derechos humanos de parte de las autoridades sirias” y les pide que “cesen inmediatamente todos los actos de violencia contra la población”.

El texto también pide “el envío urgente de una comisión de investigación independiente” al lugar para “llevar a cabo investigaciones sobre las violaciones de los derechos humanos en Siria desde el mes de marzo” e “identificar a los autores para asegurarse de que puedan ser considerados como responsables”.

En un informe publicado el jueves, una misión de expertos delegada por la Oficina del Alto Comisario para los Derechos Humanos (OACDH) enumeró un inventario de atrocidades cometidas por las fuerzas de seguridad sirias que pueden ser consideradas como “crímenes contra la humanidad” y por los que se puede recurrir a la Corte Penal Internacional (CPI).

“Debemos mantener la presión debido a la degradación de la situación” en Siria, indicó un diplomático europeo en Ginebra, señalando que “todos los miembros de la Unión Europea, Estados Unidos y los países árabes están en la misma sintonía”.

Por su parte, un diplomático estadounidense estimó que esta sesión extraordinaria del Consejo “es una prueba adicional” de la “condena de la comunidad internacional” del régimen de Bashar al Asad y de su “creciente aislamiento”.

En ocasión de una sesión especial el 29 de abril, el Consejo de Derechos Humanos condenó a Siria por disparar contra manifestantes pacíficos.

La semana pasada el presidente estadounidense Barack Obama, así como sus aliados occidentales, llamó por primera vez explícitamente a que Bashar al Asad quite el poder.

En una entrevista con la televisión estatal, el presidente Asad afirmó que los llamados occidentales para que renuncie “no tienen valor”. “Al abstenernos de reaccionar, les decimos (a los países occidentales) que sus declaraciones no tienen valor”, dijo

Más de 2.000 personas murieron desde que comenzó la represión el 15 de marzo.