Anders Behring Breivik, el autor confeso del doble ataque que dejó 77 muertos el pasado 22 de julio en Noruega, no mostró ningún arrepentimiento durante la reconstrucción de la matanza, informó la policía este domingo.

Estaba afectado, “pero no mostró ningún remordimiento por sus actos”, explicó el fiscal Paal-Fredrik Hjort Kraby a un grupo de periodistas en Oslo, al día siguiente de que la policía llevara al detenido a la isla de Utoya, donde fallecieron 69 personas, la mayoría adolescentes.

Behring Breivik también accionó un coche bomba aparcado cerca de la sede del gobierno noruego en la capital, provocando la muerte de otras 8 personas.

El fiscal dijo que la policía concluyó que era vital para la investigación llevar al detenido a la isla, después de preguntarse si era justo para las familias de las víctimas.

“Toda investigación demuestra que volver a la escena del crimen ayuda a recordar. (Bhering Breivik) nos dio mucha más información de la que teníamos antes, pese a las 50 horas de interrogación (previas)”, afirmó Hjort Kraby.

“Sentimos que ahora tenemos una perspectiva general bastante buena de cómo murió o fue disparada cada persona, pese a que sigue habiendo detalles por conocer”, añadió.

El fiscal contó a la AFP que algunos de los que murieron se ahogaron al intentar alcanzar un lugar seguro nadando.

El traslado de Behring Breivik a la isla, situada a 40 kilómetros de Oslo, se llevó a cabo el sábado por la tarde, primero en coche y luego utilizando el mismo barco que el detenido usó el día de la matanza.

El viaje se realizó bajo fuertes medidas de seguridad, manteniendo a Behring Breivik esposado dentro del barco y controlando constantemente sus movimientos en la isla, según la policía.

Tanto el autor confeso de los hechos, su abogado Geir Lippestad, como los agentes de la policía llevaron chalecos antibalas, al tiempo que varios helicópteros sobrevolaron la zona por miedo a un intento de “ataque para vengarse”, informaron medios locales.

Behring Breivik consiguió “volver a ese día”, cuando atacó a un campamento de verano de las juventudes socialistas, explicó el fiscal a la AFP

“Se acordó de nuevas cosas”, aseguró, añadiendo que no hubo incoherencias en sus actos, excepto “algunas veces que caminó en dirección contraria, aunque luego se corregía”.

“Todo lo que dijo fue grabado y filmado”, explicó el fiscal, agregando que el material será utilizado como prueba durante el juicio.

Hjort Kraby también confirmó que Behring Breivik fue sometido a varios escáneres los días posteriores a su arresto por miedo a que se hubiera tragado un explosivo o un mando a distancia, tal y como anunció la prensa local el fin de semana.

“Estábamos tratando a un hombre que había accionado una bomba y que cometió muchos más crímenes en Utoya, por lo que tuvimos que pensar en todas las opciones, incluyendo que se hubiese tragado un dispositivo”, explicó.

El fiscal afirmó que la policía estaba preocupada por que Behring Breivik intentara suicidarse, “pero el examen fue realizado con precisión y no encontramos nada”.