Por lo menos 21 personas, entre ellas un periodista afgano, murieron el jueves en ataques suicidas y combates contra edificios oficiales de Tirin Kot, capital de la provincia de Uruzgán (sur), en un nuevo episodio de la ola de violencia que afecta al sur del país.

Según el ministerio del Interior, “21 personas murieron y 38 resultaron heridas” en atentados suicidas y combates este jueves en Uruzgán, los más sangrientos desde el atentado con coche bomba de fines de junio contra un hospital en el centro del país, con un saldo de 38 muertos.

Hombres armados, entre los cuales había siete kamikazes, atacaron varios edificios, en los que se encuentran las oficinas del gobernador provincial, indicó el ministerio del Interior afgano en un comunicado.

Ese ataque fue reivindicado por los talibanes, que cuentan con una fuerte presencia en esta provincia montañosa y aislada.

“Se acabaron los combates y las fuerzas de seguridad entraron en el edificio”, dijo a la AFP el portavoz de las autoridades provinciales, Milad Modaser.

Entre los muertos hay niños, así como un periodista afgano que trabajaba para la BBC y la agencia de noticias afgana Pajhwok, indicaron las autoridades locales.

El portavoz de las autoridades provinciales, Milad Modaser, indicó que 12 niños y dos mujeres figuran entre los muertos, así como el periodista afgano Ahmad Omid Khpalwak, cuya muerte fue confirmada por sus jefes.

Según el portavoz, “un grupo de atacantes lanzaron un coche bomba contra el muro del complejo del vicegobernador, antes de posicionarse en un edificio vacío”.

“Otro grupo tomó luego por asalto la estación de radiotelevisión y de ahí atacó la base de Matiulá Jan”, jefe de una milicia privada local de unos 2.000 hombres, empleado por la OTAN para garantizar la protección de sus caravanas en la región, dijo.

Los combates duraron cinco horas. La fuerza de la OTAN en Afganistán (ISAF) indicó que ayudó a las fuerzas de seguridad afganas, “con apoyo aéreo” por helicópteros.

En abril, un informe del Pentágono dio cuenta de una mejoría “evidente” de la seguridad en el sur de Afganistán, en particular en Uruzgán.

Los nuevos actos de violencia preocupan sobremanera a la OTAN, cuando sus fuerzas comienzan a retirarse del país y a traspasar la responsabilidad de la seguridad a las fuerzas afganas. La OTAN combate a los talibanes desde 2001.

Ambos procesos deben concluir a fines de 2014 con la partida de todas las unidades de combate extranjeras que apoyan al frágil gobierno de Kabul frente a la insurrección de los talibanes.

Los talibanes multiplicaron recientemente los ataques contra emplazamientos estratégicos o altas personalidades en Afganistán.

El miércoles, el alcalde de Kandahar (sur de Afganistán), Ghulam Haidar Hameedi, murió en un atentado suicida reivindicado por los talibanes, dos semanas después del asesinato de Ahmed Wali Karzai, hombre fuerte de la región y hermano del presidente Hamid Karzai, el 12 de julio.

Muchos afganos y expertos dudan de la capacidad del ejército y de la policía para defender solos al gobierno frente una rebelión conducida por los talibanes que ha ganado terreno en los últimos años.