Japón prohibió este jueves el acceso al radio de evacuación de 20 km instaurado alrededor de la central nuclear accidentada de Fukushima para evitar el regreso de personas rescatadas, debido al alto riesgo para la salud.

La prohibición, que entrará en vigor en la noche del jueves al viernes, deberá permitir un control más estricto de la zona, de donde fueron evacuados unos 80.000 habitantes cuando se detectaron las primeras fugas radioactivas.

El primer ministro japonés, Naoto Kan, anunció la medida durante una visita a la región de Fukushima (noreste), seis semanas después de que un sismo de magnitud 9 y un tsunami gigante provocaran la muerte o la desaparición de unas 28.000 personas.

“Hemos pedido a los residentes que no entren en esta zona porque existe un riesgo enorme para su seguridad”, subrayó Yukio Edano, portavoz gubernamental, en conferencia de prensa.

“Hoy hemos decidido clasificarla ‘zona en estado de emergencia’ en virtud de la ley sobre catástrofes”, precisó. Durante la inspección de varios miles de viviendas, la policía descubrió que más de 60 familias seguían viviendo en sus casas.

El incumplimiento de esta medida puede conllevar multas de hasta 100.000 yenes (1.200 dólares, 835 euros).

Cada familia refugiada fuera de este perímetro tendrá, en las próximas semanas, el derecho a enviar a uno de sus miembros durante dos únicas horas para recuperar bienes abandonados en su antiguo domicilio. Éste deberá vestir prendas de protección y llevar un dosímetro para medir la radiactividad.

“Les recomendaremos que tomen pocas cosas”, destacó Edano, quien precisó que las familias cuyas viviendas están situadas en un radio de 3 km de la central no podrán volver a sus casas para recoger sus pertenencias.

Más de un mes después del sismo, perdura la frustración de los habitantes que lo han perdido todo en el accidente nuclear de nivel 7, el máximo en la escala internacional de acontecimientos nucleares (INES).

“Es totalmente inaceptable que el gobierno imponga una zona de prohibición. Aunque podamos ir momentáneamente, en una hora o dos no podremos hacer nada. El techo de mi casa ha desaparecido seguramente y no podré repararlo”, lamentó ante las cámaras de la cadena NHK un hombre evacuado de Narahamachi, cerca de la central.

“Estamos todos preocupados porque no sabemos cuánto tiempo durará todo esto”, declaró por su parte una mujer que fue rescatada de la ciudad de Futabamachi.

“Quiero que el gobierno nos diga cuando se acabará todo esto”, añadió.

El grupo Tokyo Electric Power (TEPCO), que operaba la central, estima que se necesitarán unos tres meses para empezar a reducir la radioactividad y entre seis y nueve meses para enfriar los reactores.

La organización ecologista Greenpeace anunció que su buque “Rainbow Warrior” se dirigirá a las cercanías de la central a finales de abril para efectuar pruebas en el Océano Pacífico, donde fue vertida agua radiactiva después del accidente.

La primera ministra australiana Julia Gillard, quien está llevando a cabo una visita de cuatro días al país nipón, prometió a Japón “ayuda de un amigo”.

“Japón puede contar con Australia como una fuente fiable de abastecimiento en estos tiempos difíciles”, explicó Gillard.