El arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, resaltó este viernes las virtudes de los dos funcionarios de la Policía de Investigaciones asesinados el miércoles pasado en San Bernardo, al tiempo que manifestó su indignación por sus muertes.

Así lo aseveró el prelado en su homilía de la misa fúnebre que presidio esta mañana, en el patio de la Escuela de Investigaciones Policiales, para despedir los restos mortales de la inspectora Karim Gallardo y el subcomisario Marcelo Morales, en cuya eucaristía estaban presentes el Presidente Sebatián Piñera, autoridades políticas, policiales y militares, familiares y amigos.

En sus palabras, el jefe de la iglesia católica capitalina, señaló que “al mismo tiempo que agradecemos a Dios una nobleza tan grande como la ofrenda a la propia vida (…) manifestamos la más abierta indignación ante un atropello tan grave al derecho fundamental de cada persona como es el derecho a la vida, que debemos hacer para que no vuelva a producirse algo semejante”.

Recalcó que el hecho que mueran dos jóvenes en servicio “es siempre un dolor muy grande y como yo dije en la homilía además del dolor, hay que buscar también las causas que provocan dentro de la sociedad algunos quiebres como éste”.

Posteriormente, en la ceremonia la inspectora Marcela Sánchez, de la PDI de Constitución, compañera de promoción de Gallardo, recordó a la policía caída en el cumplimiento de su deber.

Enfatizó que ella “siempre actuaba con transparencia e irradiaba confianza. Era perfeccionista y rigurosa. Su sacrificio quedará para siempre en nuestros corazones”.

Seguidamente, el subcomisario Alejandro Bulboa, se refirió a Morales, destacando que con facilidad se enojaba, pero también que reconocía sus errores y pedía disculpas. “Él siempre nos decía que si moría lo haría en acto de servicio. Siempre quiso especializarse y su gran anhelo era ser profesor en la Escuela de Investigaciones”, resaltó.

Bulboa indicó que su compañero abatido había pedido su traslado a Coyhaique para tener una vida más tranquila. “Hoy Chile pierde a un policía, pero nuestra institución ha ganado a un héroe”, expresó.

Los dos funcionarios fueron llevados a sus últimas moradas en el mausoleo institucional del Cementerio General. El cortejo fúnebre pasó por el frontis del cuartel central de la PDI, en General Mackenna con Teatinos y por la pérgola de las flores en Avenida La Paz, donde los dos mártires fueron despedidos con una lluvia de pétalos de parte de las floristas.