Aunque la sabiduría popular suele alabar a los estudiantes que, en forma paralela, trabajan para costear sus gastos o ayudar a sus familias, un estudio recientemente divulgado revela que cuando ese trabajo consume más de 20 horas a la semana, puede resultar más nocivo que beneficioso para los jóvenes.
Se trata de un estudio conjunto de la universidades de Washington, Virginia y Temple, en EEUU, y publicado en la última edición de la revista Child Development, donde se indica que un adolescente que estudia y a la vez trabaja más de 20 horas a la semana, corre el riesgo no sólo de afectar su relación con la escuela, sino de desarrollar problemas de conducta.

Imagen: Robert Meij (SXC)
El estudio re-examinó datos de finales de los 80 con entrevistas a más de 1.800 estudiantes de últimos años de escuela secundaria, los que pese a tener más de 20 años de antigüedad, según los investigadores siguen siendo pertinentes ya que los estudiantes siguen teniendo los mismos tipos de trabajos.
“No ha cambiado mucho el panorama en los últimos 30 años. Los estudiantes consiguen empleos principalmente en restaurantes, cadenas de comida rápida y en la industria de servicios, en los que usualmente obtienen un sueldo mínimo”, dijo la investigadora Kathryn Monahan a USA Today.
Los resultados del estudio establecen que un estudiante que pasa más de 20 horas trabajando a la semana tendrá menores expectativas de continuar estudiando, un interés más bajo en sus estudios, mayores niveles de abuso de estupefacientes y otros problemas de conducta.
Sin embargo, los mismos estudiantes desarrollarán un proceso de toma de decisiones mucho más autónomo, así como promedios de notas levemente mejores que los estudiantes sin empleos.
De igual forma, los investigadores hallaron que los estudiantes con sobre 20 horas de trabajo tienden a elegir las asignaturas más fáciles de aprobar, ya que les comienzan a preocuparse más de aumentar sus ingresos que de mejorar su desempeño escolar.
Más preocupante aún, el estudio revela que los efectos negativos de una larga jornada laboral de los estudiantes puede continuar manifestándose hasta 1 año después de haber reducido las horas de trabajo o incluso de abandonar el empleo, teniendo graves efectos a largo plazo si la situación se mantiene por varios años.
“Es una diferencia pequeña. No se trata de que el estudiante se convierta en un delincuente de la noche a la mañana, pero tiene un impacto significativo en término de permanencia en el sistema educativo, desempeño escolar, uso de drogas y problemas con la ley”, sentenció Monahan.