El presidente Rafael Correa reivindicó haber sacado a Ecuador del caos político y renovó la promesa de ahondar su proyecto socialista, al celebrar este sábado cuatro años de gobierno con un acto público en la ciudad de Machala (suroeste).

Ante miles de simpatizantes en un estadio de fútbol y en un ambiente de fiesta, Correa destacó ser el mandatario que más ha durado en el cargo desde 1996, cuando el país entró en una crisis institucional con siete presidentes en una década, tres de ellos derrocados por revueltas sociales.

“Este cuarto aniversario de la revolución ciudadana es histórico” luego de un período “marcado por la inestabilidad política, por el caos económico, por la corrupción y el desamparo de los sectores más pobres del país”, dijo el gobernante desde una tarima.

En 2009, Correa, cuyo mandato debía finalizar en 2011, fue reelegido por cuatro años en elecciones anticipadas, tras promulgarse la actual Constitución que lo habilita para postular nuevamente en 2013.

“Hoy sería el momento de entregar el poder, pero felizmente ahora el poder está en manos del pueblo. Con la abrumadora victoria de 2009 tenemos dos años más para cumplir el mandato de los ecuatorianos, nuestra propuesta de cambio profundo”, señaló.

El jefe de Estado planteó un paralelo con anteriores gobiernos, indicando que el “viejo país estaba secuestrado por grupos de poder que desmantelaron el Estado”, sumiéndolo en el “caos y la anarquía”.

“Era la partidocracia que gobernó en contra de las mayorías, que representaba intereses financieros internacionales, que hablaba en español pero pensaba en inglés”, sostuvo.

Añadió que por eso hace cuatro años “Ecuador dijo no a convertirse en una hacienda bananera” y cristalizó el deseo de “caminar con sus propios pies por un sendero de soberanía hacia un futuro digno repartido entre todos”.

Correa destacó que ahora su país tiene “una nueva Constitución, un plan (de desarrollo) para el buen vivir y políticas de Estado para cambiar los cimientos estructurales de la sociedad”.

“Estamos venciendo, pero por supuesto faltan muchas batallas en la guerra contra el subdesarrollo, la pobreza, la corrupción. Estamos avanzando, sólo un necio lo podría negar”, remarcó.

El mandatario rindió homenaje a las personas muertas el pasado 30 de septiembre durante una rebelión policial por reclamos salariales, que volvió a denunciar como un intento de golpe de Estado y de asesinato por parte de grupos opositores, que, dijo, “nunca nos van a vencer en las urnas”.

“Mi homenaje a esos heroicos ciudadanos que cayeron defendiendo la democracia de las balas asesinas”, afirmó Correa, quien durante la insurrección fue retenido por policías y rescatado en un cruento operativo militar. La revuelta se saldó con diez muertos y 274 heridos.

“Ni un paso atrás”, exhortó el gobernante, afirmando que el mejor antídoto contra esas intentonas es la “organización popular”.

El presidente ecuatoriano también invocó el apoyo ciudadano para sacar adelante una consulta popular que busca mejorar la seguridad interna, reformar la justicia y regular la banca y los medios de comunicación, además de prohibir los juegos de azar.

Más temprano, en su informe semanal de labores, admitió que ese referendo será un difícil reto electoral, aunque confió en un triunfo arrollador.

El oficialismo, con 59 escaños, controla el Congreso con el apoyo de otros bloques minoritarios, pero no alcanza las dos terceras partes.