La que se considera la mayor tragedia natural provocada por la lluvia en cuatro décadas en Brasil, ocurrida la madrugada del miércoles en una turística área montañosa de Rio de Janeiro, fue producto de lluvias extremas y urbanización irresponsable, dijeron expertos y autoridades.

Tres municipios distribuidos en valles rodeados de altas montañas, que constituyen una bella sierra de veraneo para los que huyen del calor de Rio de Janeiro, se convirtieron en unas pocas horas, la madrugada del miércoles, en un escenario de devastación, con masivos aludes de lodo y agua, provocando más de 370 fallecidos contabilizados hasta el momento.

“Tras días sin parar de llover, tuvimos una lluvia absolutamente extraordinaria. En ocho horas la noche del martes al miércoles llovió lo previsto para todo el mes y eso provocó avalanchas con piedras y tierra, que fueron ladera abajo, llevándose las casas por delante”, explicó a la AFP el coordinador del laboratorio de Hidrología de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Paulo Canedo.

Casas y posadas de veraneo, barrios de clase media y ocupaciones de comunidades pobres, autorizados e ilegales, pagaron con la misma intensidad la furia de la montaña y la lluvia.

“Fue una tragedia natural, potenciada por la urbanización irregular, que fragiliza la naturaleza, aumenta el número de víctimas y ayuda a promover las avalanchas, porque una casa derrumbada aumenta ese alud ladera abajo”, concluyó.

El secretario de Medio Ambiente del Estado de Rio de Janeiro, Carlos Minc, lo resumió tras sobrevolar los devastados barrios de montañas de la ciudad de Teresópolis el miércoles: “lo que ha ocurrido es una combinación de catástrofe natural con la irresponsabilidad histórica de varios alcaldes, algunos incluso estimularon la ocupación en las laderas”, afirmó al diario O Globo.

El especialista en situaciones de riesgo de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Moacyr Duarte, reclamó de las autoridades locales “un permiso de habitabilidad y una evaluación medioambiental” para evitar esos desastres.

“Hay lluvias en Rio de Janeiro hace 50 años y nada fue hecho. Falta un gobernante que tenga el coraje de invertir en prevención, en vez del rescate tardío”, lamentó.

La tragedia ocurre en momentos en que se verifica un agravamiento de los extremos climáticos, de lluvias y sequías intensas, que en Brasil coinciden con el llamado efecto metereológico de La Niña, y también que algunos científicos atribuyen a una exhacerbación del cambio climático.

Las intensas lluvias se cobraron al inicio de la semana 13 muertes en Sao Paulo, la gran metrópoli brasileña.

Hace un año, deslizamientos parecidos en las montañas de la costa de Rio de Janeiro, alrededor del turístico balneario de Angra dos Reis y de Niteroi, provocaran la muerte de más de 220 personas y 5.300 perdieron sus casas.

Según el diario Estado de Sao Paulo, 473 personas murieron en Brasil en 2010 debido a las lluvias.

En 1967, cerca de 300 personas fallecieron en el balneario de Caraguatatuba, en Sao Paulo, informó el diario O Estado de Sao Paulo. En 1988 Petrópolis había vivido una tragedia parecida, cuando 134 personas murieron por deslizamientos y derrumbes llevados por las aguas, según el rotativo.