Imagen: Mauricio Villagrán (CC)

Imagen: Mauricio Villagrán (CC)

Si usted piensa tomar un bus para viajar a Coronel-Lota, VIII Región, tiene básicamente 2 posibilidades: viajar “tranquilo” (buses hacinados, exceso de velocidad, una ruta prácticamente inutilizable y un cobrador de modales poco delicados, pero tranquilo) o ser estudiante y padecer otro tipo de viaje en micro.

La TNE, vigente en todo el país las 24 horas del día y todo el año (excepto febrero solamente) más que un beneficio, parece una carga: se convierte en un letrero que parece decir con letras grandes: INMUNDO. El estudiante es un verdadero leproso: “Aléjese de mí, no me lleve, insúlteme. Tiene toda la libertad para hacerlo”.

Desde hace varios años ya que los abusos en contra de los estudiantes en el transporte público son una constante. El recorrido Coronel-Lota es un caso emblemático: los “cobradores” -no permitidos por ley- los acosan diariamente. De manera humillante, les prohíben subir al bus bloqueándoles la entrada; si logran subir, los intimidan yendo hasta sus asientos para obligarlos a ponerse en pie. Pese a que la TNE es válida toda la semana, sólo se puede usar hasta el viernes. Más allá de las 9 de la noche, los conductores molestan a los estudiantes con una actitud agresiva al ver la tarjeta. “¿A esta hora andabai estudiando?”, los interrogan. Y generalmente acaban fuera de la micro.

Un servidor, estudiante de Pedagogía en Español, tuvo el privilegio de ser tratado con tal gentileza por tomar el bus “tarde” (¿9 de la noche?). En mi negativa a bajarme del bus habiendo pagado ya mi pasaje, el conductor abandonó la cabina (en serio), fue a mi asiento, me arrebató el pase de las manos y se lo llevó. (¡Si, yo también me asusté!). Evidentemente, tuve que llamar a Carabineros (quienes, aunque acogieron mi llamada, no aparecieron). Nadie puede retener un documento ajeno por fuerza, menos de ese modo. Luego de una hora de tensión, 5 cuadras más allá de mi paradero, el conductor se dignó soltar mi pase. Tuve suerte: hay quienes no han vuelto a ver su pase escolar.

Los abusos de este tipo vienen no son novedad. El control policial es escaso (aunque, ¿no es absurdo que se necesite control policial?); no existe fiscalización; los cobros abusivos (casi 3 veces lo que vale un viaje igual de largo en Concepción) son el pan de cada día. De este modo, una de las comunas con mayor desempleo en Chile, Lota, paga uno de los pasajes más caros.

Como era lógico, fui a la SEREMITT a hacer la respectiva denuncia por mi caso. Me trataron muy bien, se escandalizaron sanamente, se pusieron de mi parte y me dijeron que esperara y que me llamarían para avisar sobre novedades en mi caso. ¿Será demasiado infantil conservar la ilusión de que me llamen, a 5 meses de aquello?

No hay nada que hacer. El sentimiento es de verdadera impotencia ¿Licitación? Sí, tome asiento y espere. Los medios no están demasiado preocupados. La discriminación a los estudiantes; la intimidación, la violencia verbal y los cobros indebidos son prácticas ILEGALES que se cometen a vista y paciencia de todos. Ya empezó el verano, y los universitarios que estudian en enero deberán sufrir la peor parte (y los que descansan también: ¿acaso se deja de ser estudiante por tener vacaciones?).

El mes sin TNE, por ley, es febrero solamente. Sí: el reglamento existe, y es claro… Pero en Ruta 160, Los Alces, Expreso del Carbón, Expreso 2000, Sotral y Playa Blanca, parece no tener demasiada importancia cuando tienes el poder de dejar a un estudiante tirado en medio de la nada si se te antoja. Los derechos de los estudiantes son atropellados diariamente como los pobres perros de la carretera.

En un país que pretende mejorar las condiciones de la educación, aceptar esta carga de estrés para secundarios y universitarios resulta, por lo menos, inconsecuente. Muchos estudiantes se atreven, pero, yo me pregunto, ¿alguna de las autoridades, tendrá el valor suficiente para parar la micro de una vez? Ojalá esta pregunta sea por fin respondida, y que no se continúe dejando tirados en el paradero a los estudiantes chilenos.

Marco Salas Opazo
Estudiante de 4º año de Pedagogía en Español
Universidad de Concepción